47 - La tortura de la distancia

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NOTAS

¡Cómo me emociona leer sus comentarios amorosos! Gracias por regalarme un poquito de su amor. Ustedes ya saben que tienen mi corazón conquistado. 

Después de mis días de ausencia, todos estos capítulos de la distancia parecen una ironía del destino. La coincidencia no habría salido tan bien ni planificada.

Disfruten el capítulo y el final del finde.

¡Besos!

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La tortura de la distancia

Ana y yo no volvimos a tocarnos después de lo sucedido en el jacuzzi. De hecho, me castigó con celos. Estuvo más unida a mi hermano, incluso se sentaba entre sus piernas y tomaba las manos de él para acomodarlas sobre su vientre y su muslo. Se aseguró de que yo la estuviera mirando cuando realizaba cada uno de esos gestos. Era su forma de restregarme que yo había perdido mi oportunidad.

Pero lo que más me fastidió fue lo que hizo cuando llegamos a la casa. Se metió en el baño con Eric y tuvo sexo con él en la ducha. El sonido del agua precipitada semejante a una cascada no bastó para ahogar sus estruendosos gemidos. Sé que chilló a todo pulmón para que yo la escuchara. Una parte de mí se consoló pensando que, al menos, ella me tenía presente mientras consumaba el acto. O sea, yo era uno de los motivos de su excitación. Otra parte de mí encontró consuelo en la misma bañera unos minutos más tarde. Yo tampoco me iba a privar de desahogar la calentura con la que había vuelto del parque acuático.

Si bien el desenlace del paseo no fue como me habría gustado, no puedo negar que me encantó. Disfruté mucho. Mi mente se olvidó del dolor. Creé un álbum de fotos para atesorar el agradable recuerdo de ese día, un día donde Ani y yo cruzamos la barrera de amigas y cuñadas una vez más.

Desde entonces, he seguido el guion de la distancia como Ani me pidió. La he estado tratando con cariño, como siempre, pero sin mimos. Ni el más mínimo roce. Me alejaré lo suficiente para que me extrañe y luego la tentaré con inofensivas migajas de pan para ver cómo reacciona. ¿Quién sabe? Puede que me asalte antes de lo previsto.

Ya es lunes y afrontamos una nueva semana escolar. Se avecinan exámenes, ese es uno de los temas que debatimos en el primer recreo, sobre todo Ana y Claudia. Mi hermano nos visitó antes de reunirse con sus compañeros en el patio. Él prefiere que tengamos nuestra privacidad para hablar sobre nuestras cosas íntimas, por eso no nos acompaña. Yo se lo agradezco porque así Ana no me estará torturando; suficiente tengo en casa.

Mientras le río las payasadas a Claudia como toda una hipócrita, observo a ratos a la niña Anaïs. Ella se pasea por los alrededores como una perrita en celo que intenta captar mi atención. Dos chicas la siguen de un lado a otro. Supongo que está ansiosa por tener ese encuentro a solas conmigo. Que siga esperando. Que se desespere más.

One, two, three de tobidase! —Aura no necesita un megáfono para hacerse notar. Muy risueña, se acerca a nosotras cantando una canción de Pokémon que me causa gracia—. ¿Qué hay, chicas? ¡Y Lau tan kawaii con su flequillo como siempre! ¡Me encanta! —Me acaricia los cabellos, un gesto a favor para devolverle los golpes a Ani.

—¡Vaya, chica! ¿No será que te has perdido? —comenta Claudia con un tonito irónico propio de ella—. La pescadería está por allá, sigue todo recto. —Homofóbica.

—¡Guau! ¡Súper chistosa! En serio, me has matado. Mira cómo me parto. Ja, ja. Amazing. ¡Maravillosa! ¡Premio a la creatividad! ¡Súper kawaii! Ja, ja. Vale, se acabó el chiste. —Definitivamente, Aura es la aliada que necesitaba. Me carcajeo por su sarcástica e ingeniosa forma de replicarle a Claudia.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora