3. La decisión más estúpida

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Feliz domingo!! 🖤

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—Necesito tiempo libre— dijo con toda la indiferencia que pudo reunir. Sus manos estaban sobre el respaldo de la silla frente a él.

Flet lo observó en silencio. Casi esperaba que sus ojos oscuros terminaran cayendo hacia su muñeca izquierda, en dónde descansaba aquel raro brazalete. Pero parecía que su jefe no podía verlo. De hecho ninguno de los cazadores con los que se había topado de camino a la oficina de Flet, podía ver el brazalete. Ya ni siquiera sabía si se estaba volviendo loco y solo lo estaba imaginando. Oye, quizá era esquizofrénico después de todo; ya solo eso le faltaba para que su rara vida, lo fuera aún más.  En realidad ni siquiera se sorprendería tanto.

Porque la esquizofrenia sería una buena forma de explicar por qué de pronto era visitado por arcángeles que le encomendaban tareas estúpidas y le daban artefactos divinos para su protección. Porque la alternativa es que todo lo que estaba pasando y las decisiones que estaba tomando, eran reales. Y eso solo lo hacía sentir más como un fenómeno.

—¿Por qué?— preguntó Flet. Había cierto borde suspicaz en su tono.

—Porque sí— "porque parece que los ángeles quieren que sea lal niñera de Lucifer. Ya sabes, nada del otro mundo". Por supuesto no podía decir eso—. He tenido una  mala racha de sueño y estar aquí con otro montón de gente que me ve como si me salieran rayos arcoiris por el culo, no es de ayuda.

No era del todo mentira, pero definitivamente podía soportar estar rodeado de los demás cazadores. No le gustaba la atención, pero estaba acostumbrado a ello. Era algo que se había vuelto parte de su rutina. Simple y sencillamente era con lo que había tenido que lidiar desde que se dieron cuenta de que su persepcion sobre el mundo sobrenatural era tan aguda. Sin embargo también estaba usando la carta de la compasión, porque Flet sabía qué tan jodidos podían ponerse sus episodios de insomnio.

Hacía un par de años, tuvo la peor racha de su vida. Dos meses enteros en dónde apenas era capaz de dormir una o dos horas por día. El como había sobrevivido a eso era un misterio incluso para él. Pero fue un desastre. Se volvió errático, irritable y acabo en un colapso nervioso. Sin mencionar todas la otras formas en que la flauta de sueño había afectado su salud. Aun le mortificaba recordar que su jefe llegó a verlo llorar como un niño, rogándole que le apagará el cerebro para poder descansar.

Flet lo vigilaba desde entonces y si Nash decía que no estaba durmiendo lo suficiente, entonces le concedería unos días para reorganizarse. Así que esta vez no estaba tan mal con respecto al insomnio. Pero como al parecer estaba dispuesto a seguir los mandatos de un arcángel que bien podría ser solo producto de su mente desquiciada, necesitaba tiempo libre, lejos de los demás cazadores. Y no importaba si debía mentir para ello.

—¿Cuánto tiempo?

—Todo el que puedas darme. Y escucha, sé que estamos en una situación crítica con todos los demonios corriendo por ahí, pero en verdad necesito tiempo fuera o no podré seguir funcionando.

Flet se pasó una mano por el cabello sin dejar de verlo, como si esperara que se quebrara y admitiera que era una mentira. Nash se mantuvo firme y después de unos minutos, los hombros de su jefe se relajaron una fracción.

—Bien, tienes una semana y luego debes presentarte de nuevo aquí en la base. Pero debes tener en cuenta que si tu presencia es realmente necesaria, tienes que volver antes.

—De acuerdo.

—También quiero que te reportes a diario para saber cómo estás.

—Sí, papá.

La Oscuridad Seduce ©Where stories live. Discover now