Extra 6: Elyon y Gabriel

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Gabriel rodó por el suelo evadiendo las garras de aquella criatura

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Gabriel rodó por el suelo evadiendo las garras de aquella criatura. Ugh, no podía ser posible que una bestia del averno le estuviera pateando el trasero y ni siquiera era un enemigo, solo esta maldita cosa que se había salido de control porque alguien de olvidó de colocar bien las barreras de protección.

Nash y Lucifer estaban haciendo lo suyo devolviendo a las demás criaturas que habían salido a curiosear, pero era está en específico la que estaba haciendo de la situación algo en verdad absurdo. Más allá Ely estaba ocupado con su propia criatura, una monstruosidad que tenía unas patas robustas, cubiertas de piel dura y rugosa. Al menos no era como la que él estaba enfrentando, esa que parecía un insecto enorme y desagradable.

—Ah, maldición— gimió rodando al lado contrario justo cuando unas pinzas se enterraron en el lugar en el que había estado—. Deja de ser tan salvaje, solo estoy tratando de ayudarte.

Sería tan fácil si pudiera lastimarlos, pero Nash dijo expresamente que no debían hacerlo porque no era culpa de las criaturas haber salido, solo tenían curiosidad y tal vez tenía razón, pero carajo. Se puso de pie saltando hacia atrás para poner distancia, pero la criatura de aspecto insectoide lo siguió como si atacarlo fuera su misión en la vida. Gabriel sospechaba que se debía a qué era un ángel, sin importar que tuviera la oscuridad de Nash mezclada con su energía, la criatura lo veía como una amenaza.

—Bien, si es lo que quieres— convocó un par de bastones de lucha, no harían daño, pero sin duda serían suficientes para hacerla retroceder hacia la entrada del averno, esa gruta infinita en la tierra, como la venta madre de todos las monstruosidsdes que habitaban el infierno—. Lucharé contigo.

La criatura chasqueó sus mandíbulas afiladas y sus ojos que estaban seccionados por miles de pequeños rombos, estaban fijos en Gabriel. Se lanzó hacia adelante con un grito de batalla, desplegando sus alas para impulsarse hacía arriba; la criatura agitó sus tenazas para tratar de alcanzarlo. Golpeó una tenaza con su bastón, la criatura gritó furiosa y le lanzó una especie de líquido vizcoso. Gabriel no lo esperaba, así que no pudo evitarlo del todo, gran parte cayó en su ala derecha robándole la capacidad de mantenerse en el aire.

—¡Hijo de...!— apenas logró girar para amortiguar la caída. Gruñó impulsándose de nuevo. No iba a dejar que esa criatura le ganara la partida. Eso sería imperdonable, era un ángel, maldita sea.

Agitó su ala para sacudirse la sustancia asquerosa que apestaba a putrefacción. Ugh, tendría que que lavarse muy bien luego, porque ese olor no se iría con tanta facilidad. Sin embargo, no había dado ni dos pasos cuando una barrera se formó a su alrededor. Reconoció la energía al instante, era de Elyon. ¿Por qué lo había metido en esa especie de burbuja?

El Serafín apareció junto a él fuera de la barrera, su expresión era determinación pura.

—¿Ely, qué estás haciendo? Sácame de aquí.

La Oscuridad Seduce ©Where stories live. Discover now