Extra 8: Corpóreos (1)

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Kia balanceó sus piernas con aire distraído

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Kia balanceó sus piernas con aire distraído. Estaba sentada sobre una de las mesas metálicas altas que había en el laboratorio de Baphy. Había llegado un par de horas antes y aunque la poderosa entidad estaba ocupada con uno de sus muchos trabajos de investigación, le habían permitido quedarse. No es que entendiera mucho de lo que estaba haciendo, pero le gustaba verla trabajar. 

Baphomet estaba usando unos vaqueros que le quedaban un poco holgados y una camiseta que tenía tres alpacas estampadas en el frente junto a la leyenda "get ready for the alpacalypsis?".  Kia se había reído mucho, en especial cuando Baphy le había dicho que las alpacas eran diabólicas, que debieron haber sido demonios en lugar de inocentes animales. Pero dejando la camisa de lado, lo que tenía alucinando a Kia era lo bien que le quedaban las gafas, incluso cuando sabía que no las necesitaba, pero le daba un aire nerdy encantador. 

Sonrió sintiendo nun cosquilleo en la boca del estómago. Luego del primer beso que compartieron no habían vuelto a hablar sobre lo qué se supone que eran. Se besaban mucho y Baphy era muy cariñosa…o cariñoso, con ella así que para Kia aquella entidad era su pareja. De hecho estaba pensando en preguntárselo pronto. Por otro lado, no había prisa y podía tomarselo con calma.

—Espero que no te estés aburriendo— dijo Baphomet, acercándose a ella, moviendo las caderas al ritmo de la música que llenaba el laboratorio. Era alguna especie de pop en lengua demoniaca—. Estoy muy cerca de terminar con esto y entonces te daré toda mi atención.

—Ah, no te preocupes. Me gusta verte trabajar— se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja en un gesto tímido. Baphy siguió el movimiento con una sonrisa.

—Eres un encanto.

Se sonrojó soltando una risita. Baphomet se acercó posicionándose en el espacio entre sus piernas y  sin importar que estuviera en su forma femenina, seguía siendo más alta que Kia, por lo que no le fue difícil dejar ese dulce beso en la comisura de su boca. La joven suspiró armándose de valor para tomarla por las mejillas y besarla como había estado queriendo hacer desde hace rato. 

Baphy olía a hierba fresca, a bosque y naturaleza, a flores silvestres. Era un aroma que le traía paz y la hacía sentir tranquila, como conectada a la realidad. No pudo detenerse de frotar su nariz contra la de la entidad en un gesto que tal vez era muy cursi, tampoco le avergonzaba, mucho menos cuando Baphomet recibía tan bien sus muestras de cariño. 

La entidad le acarició la mejilla y dejó otro beso contra sus labios.

—Por el averno, ustedes son una pareja tan jodidamente dulce.

Kia dio un respingo porque por un segundo se había olvidado que no eran las únicas dentro de aquel laboratorio, Gabriel también estaba ahí, pero en el otro extremo, con un montón de libros abiertos sobre un conjunto de mesas. Era usual encontrarlo ahí, desde que había preguntado a Baphomet si podía unirse a ella en el laboratorio. Desde ese día eran como besties de laboratorio o algo así, eran adorables hablando todo el tiempo de investigaciones, un lenguaje que solo ellos entendían. 

La Oscuridad Seduce ©Where stories live. Discover now