22. Atrapados

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Justo cuando por los altavoces sonaba la advertencia para activar el protocolo de aislamiento (lo que sea que eso significara), Kia Madow corrió dentro de las instalaciones por el hueco que Samael había abierto en el muro posterior del complejo. Cuando Brogan la vió, maldijo y corrió detrás de ella, no sabía si a él también le afectaría el daño que la joven recibiera, pero no iba a arriesgarse.

—¿A dónde crees que vas?— gruñó alcanzándola.

Tras ellos Gabriel y Samael estaban demasiado ocupados guiando a los demonios de Azazel para un ataque efectivo. Ninguno de los dos se dió cuenta de que ellos estaban corriendo directo a la enorme edificación.

—¡¿Qué mierda pasa con ustedes?!— Daen también los alcanzó, no se veía feliz por la manera en que su ceño se fruncía. Incluso entonces el engendro se veía atractivo. Aunque no era el momento para pensar en eso —. No quiero morir, estúpidos. Vuelvan ahora.

—No— Kia siguió corriendo, escabulléndose. La expresión de determinación en su rostro no era algo para tomar a la ligera—. Debemos ir adentro, ahora.

—¿Y por dónde mierda quieres que…?

—Aquí— ella se acercó a una rejilla de ventilación oculta detrás de un grupo de arbustos. Eh, al menos era lo bastante grande para que Brogan pudiera pasar—. ¿Pueden quitarla?

Daen entrecerró los ojos antes de suspirar y tomar la reja dando un solo tirón que la despegó de la pared. Los tornillos volaron en todas direcciones.

—Entra engendro— dijo Brogan señalando la oscura entrada. Puede que el demonio estuviera vinculado a ellos, pero seguía siendo un demonio y no iba a bajar la guardia, ni a darle la espalda.

—Un día, voy a matarte, soldadito estropeado— gruñó antes de deslizarse por la abertura. —Más vale que se den prisa.

Kia fue la siguiente y el ex soldado fue a la retaguardia. Eso le traía viejos recuerdos sobre su tiempo  siendo un SEAL, había tenido su parte de operaciones clandestinas en dónde pasar desapercibidos para tomar por sorpresa a los enemigos era vital. Una vez sucedió en una región remota de África, en una base estadounidense que había sido tomada por un tropa de rebeldes yihadistas que creyeron ser indetectables desde ese punto del planeta. Brogan y su equipo se colaron en las instalaciones justamente por los ductos y tuvieron que permanecer en ellos por dos días antes de encontrar el momento perfecto para atacar y erradicar la amenaza. Un trabajo productivo, ya que gracias a eso lograron evitar que varios ataques terroristas se desataran en medio oriente.

Había una clara diferente entre aquella misión y la que estaba llevando a cabo en ese momento. Sobre todo la planeación, porque practimente estaban yendo a ciegas, en la base central de una organización que a ojos del mundo ni siquiera existía. ¿Y todo para qué? Ah sí, para salvar al diablo mismo y a su novio humano. Ni siquiera iba a detenerse a averiguar cuando fue que su vida se volvió está extraña cosa bizarra, porque si empezaba, sus recuerdos se desviarían a cosas en las que obviamente no quería pensar. Al menos si algo podía agradecer es que Ares no estuviera ahí; el arcángel Miguel se lo había llevado, prometiéndole que lo dejarían en una casa segura, con una familia que había sufrido un lavado de cerebro para creer que tenían una nueva mascota. Si Brogan salía con vida de aquella incursión, podría recuperar a su mascota.

—¿Cuál es el plan entonces?— preguntó el demonio en un susurro que viajó a través de las paredes metálicas.

—No lo sé, la chiquilla fue quien nos guió hasta aquí.

—Seguimos adelante— la voz de Kia Madow sonaba firme—. Miren, sé que parece una locura habernos metido por el ducto de ventilación. Pero es... tengo está certeza de que es lo que necesitamos hacer para llegar a Nash. Porque ellos ya lo tienen, los cazadores. A Lucifer también. No sé cómo, pero estoy segura de ello.

La Oscuridad Seduce ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin