La Oscuridad Seduce ©

Extra 16: Para siempre

Extra situado varios años después….

—Rayos. No puedo creer que corras tan rápido— se quejó yendo detrás de la criatura que no dudó en meterse en uno de los armarios de la cocina. Eso lo hizo reír, al menos no tendría que seguirle persiguiendo por todos lados—. ¿Oh, a dónde se ha ido?— preguntó en tono teatral.

Se subió sobre una de las encimeras, abrió la puerta lentamente y metió una mano tomando a la pequeña criatura por la parte trasera de la camiseta. Un chillido y una risa de pura diversión llenaron la habitación. Pronto Nash estaba sentado sobre la encimera con una pequeña demonio sentada en su regazo. Tenía grandes ojos verdosos y un cabello negro como la noche.  Esa era Cecily Madow, su sobrina. Era la hija de Kia y Baphomet.

Aquel día se ofreció a cuidarla para que la pareja tuviera la oportunidad de pasar un tiempo a solas, porque su pequeña demonio era de alto mantenimiento. Era como si tuviera un subidón de azúcar todo el día. Aparentaba cuatro años, pero según le había dicho Baphomet tardaría un poco más en crcer al ser en gran medida una demonio. Su desarrollo sería más lento, por lo que su apariencia y su etapa infantil durarían el doble o el triple de lo que sería para un niño humano. Eso en mayor medida se debía a que necesitaba construir un núcleo energético sólido, lo cual tomaba tiempo.

—¿Ahora qué te parece si vamos a buscar al tío Lucifer?— le preguntó dándole un toquecito en la nariz—. De paso le enseñas lo que has aprendido hoy.

—¡Sí!— gritó agitándose como una oruga entre sus brazos—. El tío Lucifer me hace volar. Vamos, vamos.

Sacudió la cabeza sin perder la sonrisa. Sabía que Lucifer estaría en la oficina con Luzbel y Satanás. Habían estado teniendo problemas con unas rencillas entre dos territorios del infierno que tenían un conflicto de milenios. Era una pequeña guerra civil. Y bueno, Nash estaba feliz de no tener que lidiar con ello por una vez así que permitió que las tres entidades más poderosas del infierno, así como el círculo más cercano del trono, armara un plan de contingencia.

Pero habían estado encerrados por horas, así que era hora de ir a interrumpir y darles un descanso. Sentó a Cecily sobre sus hombros y corrió todo el camino sabiendo que eso la haría reír. Sin embargo, no llegaron demasiado lejos hasta toparse con alguien más.

—¡Abuelo!— gritó Cecily antes de saltar desde los hombros de Nash para caer justo en los brazos de Azazel.

—Pero si es el pequeño terrón de caos— el caído la acunó entre sus brazos llenádole el rostro de besos.

Cecily tenía cuatro abuelos, los padres de Kia, que eventualmente tuvieron que conocer la verdad sobre quién era Baphomet. Fueron momentos difíciles y por un instante todos habían temido que ellos no lo entendieran, sin embargo, luego de un largo año de idas y venidas, ellos por fin aceptaron la realidad. Las cosas mejoraron mucho cuando Kia anunció que estaba esperando a Cecily. De sobra está decir que incluso antes de nacer el dulce engendro ya los tenía envueltos en su dedo meñique a todos. Los otros dos abuelos de la pequeña eran los padres de Nash, fue inevitable que no la acogieran como una nieta.