Extra 2: Luzbel

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Se removió sobre la silla en su oficina

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Se removió sobre la silla en su oficina. Aquel día no podía concentrarse en sus deberes y tenía muchas cosas por hacer, muchas peticiones que revisar. Algunas  eran tan ridículas que no sabía qué hacer con ellas. ¿Por qué los demonios estaban de pronto tan interesados en el cine? Un grupo de ellos había enviado una petición para poder rodar parte de una película en un sección de los jardines traseros del palacio. Era un película ambientada en la época victoriana.

Y a esa petición se le sumaban muchas más que lo dejaban sin saber qué pensar. El infierno era un lugar bastante extraño que seguía sorprendiendole, lo que le recordaba que para el día siguiente por la noche debía asistir a una fiesta en el territorio de Eligor y Belfegor. Eso lo tenía bastante intranquilo, en especial cuando Lucifer le había comentado que a los gemelos les gustaba armar fiestas con temática sexual. Ese era un gran y jodido no para él, sin embargo, no podía rechazar la invitación. ¡Era el rey del infierno después de todo! Se esperaba que ese tipo de cosas le parecieran divertidas.

El plan era ir, quedarse un par de horas y luego volver corriendo a su palacio para lavarse el cerebro con blanqueador. 

De pronto la puerta de su oficina se abrió de golpe sobresaltándolo un poco, demostrando lo perdido que había estado en sus pensamientos. Alzó el rostro y empezó a sonreír al ver a su rubio, hasta que por fin se dio cuenta de que algo era distinto. Sus ojos de aquel intenso color rojo hicieron que se le erizaran los vellos de la nuca. En su mente, Satanás siseó con total desgarado.

Carajo. Lo había olvidado. Unos días atrás Lucifer le había dicho que no podía seguir retrasando más la parte del trato que había hecho con Luzbel. Después de todo, aquella entiendad respetó los límites y no trató de tomar el control sin permiso. "Creo que sucederá maña o un día cercano", había dicho el rubio. Bueno, pues al parecer el momento había llegado.

—Pequeño bocado— Luzbel se acercó con ese andar chulesco y un tanto exasperante que tanto le gustaba exponer. Su sonrisa era depredadora y sus ojos recorrieron a Nash sin una pizca de pudor—. ¿Me extrañaste?

Tenía el "no" en la punta de la lengua, sin embargo, se contuvo solo porque también prometió darle el beneficio de la duda.

—Luzbel— le dedicó una sonrisa escueta—. Espero que te comportes

—Ya veremos— sus ojos brillaban con diversión—. Si me mantienes entretenido creo que no correré el riesgo de hacer cosas que no debo.

—No eres un niño.

—Pero me distrigo con facilidad— encogió un hombro dejándose caer en una de las sillas frente al escritorio, subiendo los pies sobre la mesa. Y en el momento en que lo hizo, su cabello empezó a tomar un color oscuro hasta ser completamente negro. Podía seguir tendiendo el rostro de Lucifer, pero ya no había duda de quién era  el que tenía el control del cuerpo—. Deja de lucir tan preocupado. Lucifer está bien.

La Oscuridad Seduce ©Where stories live. Discover now