30.5 Impulsivo

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Su mejilla se hundió en la almohada. Sus manos aferrándose a las sábanas. Carajo, no pudo evitar que un gemido se le escapara. Sus caderas se flexionaron por inercia encontrándose a medio camino con una embestida que dio junto en el punto exacto para hacerlo sentir desarmado.

—No puedo tener suficiente de ti— El estúpido Brogan Keller siguió empujándose dentro de él con fuerza, era incluso un poco brusco, pero maldita sea si no le gustaba de esa manera. Se odiaría por eso más tarde, en ese momento no podía importarle menos. Lo único que quería es que siguiera follándoselo de  manera tan decadente y deliciosa—. ¿Por qué? ¿Estás usando algún tipo de cosa demoníaca para seducirme?

—No necesito usar ese tipo de artimañas, humano. Me deseas, tan sencillo como eso…. argh, mierda, justo así— sus ojos casi ruedan a la parte posterior de su cabeza por la avalancha de placer que estaba sintiendo.

El humano le resultaba odioso e irritante, pero vaya que sabía como follar. Hundiendo una de sus grandes manos en el cabello de Daen, apretando con la suficiente fuerza como para que doliera y que a la vez se sintiera bien. Tanto como hacer que sus pensamientos se volvieran brumosos y su piel se erizara a causa de la satisfacción. Incluso los dedos de sus pies de enroscaron.

—Cada vez que estoy dentro de ti solo quiero destrozarte, llenarte de mi escencia, hacer que tú aroma se mezcle con el mío. ¿Qué demonios pasa con eso?— Brogan sonaba genuinamente desconcertado por las sensaciones y deseos que experimentara.

Daen empezó a reírse, pero eso se transformó en un largo y roto gemido. En especial cuando la otra mano del soldadito lo rodeó para poder llegar hasta su polla, se envolvió en la base antes de adopatar el mismo ritmo de sus estocada. Joder, Daen estaba tan cerca que ya no podía controlar lo que salía de su boca. Soltando esos "más rápido", "más duro". O los " sí, justo así, tan bueno". Estaba más allá de cualquier salvación.

Brogan cerró la boca en su hombro, dejando un mordisco que dolió y envío otro pulso de placer justo al centro de sus ser. Fue todo, con un grito ahogado en la almohada se corrió sobre la mano del humano, jadeando como si le faltaba el aire mientras su cuerpo temblaba, aún recibiendo las poderosas embestidas. El orgasmo se extendió hasta que se sintió como demasiado de...todo. entonces un par de estocadas después, Brogan alcanzó su propia liberación, vaciándose en su interior. Y eso hacía que Daen quisiera ronronear como un puto gato. Quería regodearse por ello. Otra cosa que odiaría... más tarde.

Okey, iba a ser sincero consigo mismo. Ni siquiera sabía en qué momento decidió que follar con el humano más irritante que había conocido era buena idea. Luego de todo el jaleo en la sede central del gremio, cada quien había tomado su lado luego de limpiar el desatre que quedó. Y de alguna manera Daen se encontró siguiendo a Brogan Keller, la excusa inicial fue que lo ayudaría a recuperar a su ridículo perro. Pero cuando volveiron a casa del humano, la mierda había estallado entre ellos como un incendio que se salía de control de manera inesperada.

Y era tan desconcertante, porque por lo general el olor de la lujuria en los humanos lo hacía sentir asqueado. A veces podía ser tan espeso que se quedaba pegado a la parte posterior de su garganta como algo rancio. Pero la lujuria y el deseo que emanaban de Brogan cada vez que lo veía, se sentía diferente. Era embriagador, lo llamaba de una manera inexplicable. No lo entendía y más cuando era difícil pensar en algo más allá de querer follar. Lo cual se volvía frustrante en extremo cuando se le pasaba la bruma post orgásmica.

—Mierda, okey, ahora sí estoy fuera— Brogan se dejó caer a su lado. Su amplio y firme pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración agitada. Había una  capa de sudor cubriendo su piel y Daen sintió el repentino deseo de lamerlo por todos lados.

La Oscuridad Seduce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora