𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟐: 𝒐𝒓𝒈𝒖𝒍𝒍𝒐

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—¿Prefieres el croissant de chocolate o con crema? —Me senté en la silla de Charles, que ese día no había ido a trabajar y miré cómo Olivia escribía algo en su agenda.

—Prefiero un ingreso millonario con el que pueda irme a vivir a uno de esos bungalows en el agua de Bora Bora —respondió mientras escribía. Olivia apretaba el bolígrafo y anotaba con decisión, haciendo que los mechones negros cayesen sobre su cara y, con un gesto rápido, volvía a meterlos tras su oreja.

—Pero yo no puedo darte eso, Liv. —Me balanceé en la silla.

Olivia levantó la cabeza de la agenda y esbozó una sonrisa, apoyando la barbilla en su mano abierta. Era exponencialmente bella. La palabra belleza nunca fue mejor representada, ni siquiera su hermana estaba a la altura de lo que su rostro exhibía. Los labios carnosos, pómulos rosados, una nariz menuda y respingona y unos ojos verdes casi trasparentes que clareaban aún más cuando la luz del sol le daba directamente. Ahora, en la oscuridad de esa oficina, sus ojos eran de un verde tan intenso que parecían dos esmeraldas.

—Me das otras cosas —dijo Olivia, levantándose con la agenda en la mano—. ¿Estás libre esta noche? Tengo una reunión con mi padre ahora.

—¿Quieres que te ayude con algo, Liv? —Alcé las cejas con una sonrisa, observando cómo rodaba los ojos y resoplaba.

—No lo sé, últimamente te fallan las fuerzas. ¿Seguro que solo tienes treinta y tantos? —Soltó una carcajada, colgándose el bolso en mitad del brazo.

—Pues te sigue gustando.

—Quizás es que solo finjo muy bien.

*

Dejé el bolso en la silla de al lado a la que yo estaba sentada. Mi padre miraba a través del ventanal la ciudad. El sol ya se escondía entre los rascacielos del Downtown y para celebrar que el día llegaba a su fin, se fumaba un puro con una mano a la espalda. Así que, dada su comodidad dentro de su propio despacho, decidí sacar mi paquete de Golden American del bolso para encenderme un cigarrillo.

—¿A qué se debe esta reunión, señor Archer? —Remarqué eso último con una sonrisa. Me gustaba separar el trabajo de ese drama llamado familia.

—Los invitados del evento. Danny Goldman y Greta Brown. —Giró la cabeza para darme su perfil y echó el espeso humo del puro entre sus labios—. Molly, tu ayudante, me ha pasado la lista de mesas.

—Sí. Los he separado, nadie quiere una trifulca en la fiesta de la revista.

—Olivia, ¿piensas al hacer las cosas? —Se giró para sentarse en el sillón de ese enorme despacho. Ahí estaba. Ya tardaba en denigrarme como profesional—. Se acaban de separar, volverlos a sentar juntos desataría miradas y si hay una discusión entre ellos tendremos fotos que vender.

—¿Qué? Papá, esto no es una revista del corazón. —Dejé el cigarro en el cenicero—. Esto es una revista seria.

—Seguiríamos siendo una revista seria, pero me llevaría un rédito económico salvaje. Las vendería a revistas del corazón.

—¿Te? ¿Me estás diciendo que el rédito económico te lo llevas tú? —Me levanté de la silla y le tiré los papeles que tenía encima de la mesa en la cara—. Eres un puto desgraciado.

—¡DIME QUE TÚ NO LO HARÍAS! —Gritó, cerrando el puño para golpear la mesa.

—Nadie volvería a confiar en esta revista si esto saliese a la luz. ¡NADIE, PAPÁ! Nadie. Tú que me acusas de arruinarte el negocio y eres el único que va a volver a echarlo abajo por ser un puto corrupto. No voy a cambiar la maldita lista.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora