𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟏: 𝒍𝒂 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒅𝒂

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—Olivia, ¿estás ya? —Escuché la voz de Noah desde el salón de casa.

—Hija, espérate, estoy maquillándome un poco, que parezco un zombie. —Me quejé, guardando el neceser de maquillaje en la maleta.

—No pareces un zombie. Pero ¿es necesario que lleves cinco maletas? —Clavé una mirada inquisitoria a través del espejo, girándome sobre mi tocador—. Vale, vas a matarme.

—No vas a cuestionar la cantidad de maletas que llevo. ¿Nos vamos? —Ella resopló.

—Eso llevo queriendo hacer desde hace una hora, al final llegamos tarde. Venga, vamos, vamos. —Movió la mano para hacerme salir de la habitación con mayor rapidez.

—A mí tú no me mandas lo que tengo que hacer —repliqué, haciendo justo lo que ella me había ordenado: salir rápido de la habitación.

El taxi nos esperaba en la puerta y Noah ayudó al señor a subir mis maletas mientras yo la miraba con una sonrisa casi temerosa de la reprimenda que me iba a caer por hacer esperar al señor y por tener que ayudarme a subir mis maletas al coche.

—¿Estás enfadada conmigo? —Susurré en cuanto el coche se puso en marcha, colocando mi mano sobre la suya, buscando su palma con urgencia.

Noah abrió un poco la mano y dejó que mi palma se deslizase dentro de la suya, encajando como si hubiesen sido separadas de un mismo molde.

—Tendrías que destrozarme la vida para que me enfadase contigo.

Tuve que girar la cabeza y mirar por la ventana, porque esa sonrisa era imposible de ocultar.

—Llegáis un poquito tarde —se quejó Grace, sentada en la sala de descanso antes de subir al vuelo.

—Aquí la señorita maquillándose hasta el último momento —añadió Noah, caminando hasta la máquina de café, donde estaba Steve sirviéndose.

—Ya creía que no llegabas —masculló Grace cuando llegué a su lado—. ¿Os habéis quedado dormidas...?

—¿Qué? No —susurré, observando a Noah de espaldas—. Me estaba maquillando. Te lo contaría.

Giré la cabeza y Noah ya tenía un bagel de salmón y queso fresco en la boca, revisando su móvil con el ceño fruncido. Steve se había sentado en el sillón que había frente a ella, leyendo el periódico de la mañana.

—Ni siquiera me has dicho 'hola, Grace' —reprendió, cruzándose de brazos. Noah y Steve levantaron la cabeza de lo que estaban leyendo.

—Buenos días, Grace. Te lo digo incluso en el mismo tono que todos los días. —Sonrió Noah, saludándola con la mano—. Encima que traigo a Olivia a tiempo...

Me hacía gracia ese tira y afloja cariñoso entre Grace y Noah. Al principio pensaba que Noah odiaba a Grace por Gabbana, pero quizás tan solo era el hecho de no conocerla.

Me di cuenta de que se llevaba bien con Steve. Los dos eran tímidos cuando se trataba de hablar con gente que no conocían, aunque Noah se manejaba bien pese a ser extremadamente introvertida, Steve era silencioso y Noah se sentía bien en el silencio. Para ella no eran incómodos, era un momento de descanso en el que recargar la energía que relacionarse con otros le quitaba.

—¿Tú te quieres casar? —Le pregunté en las dos primeras horas de vuelo.

Noah jugaba con su Nintendo y levantó la cabeza del juego.

—Depende.

—¿De qué? —Me puse de cara a ella para escucharla.

—De con quién me case.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora