𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟔𝟎: 𝒊𝒕 𝒘𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒂𝒍

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—Así que los pocos recuerdos que tengo de mi madre... No eran con mi madre, eran contigo —deduje al escuchar la historia, limpiándome las lágrimas con el pañuelo bordado que mi abuela me había tendido—. Cuando jugábamos con las casitas, ¿eras tú? —Mi tía asintió con una sonrisa. Me ponía los pelos de punta ver que hasta el pliegue de la comisura de sus labios era igual al de mi madre—. Cuando fuimos a la playa y...

—Construimos una sala del té enorme para vosotras. Tu tío Vincent, Gerald y Richard llevaron palas y cavaron en la arena e hicieron sillas y una mesa para vosotras. —Me agarró de la barbilla como si volviese a ser esa niña de seis años y me obligó a mirarla a los ojos—. Te buscamos por todas partes cuando supimos que te habían echado, pero no había ni rastro de ti. Cinco años estuvimos buscándote hasta que dimos por hecho que... O no querías que nadie te encontrase, o habías desaparecido de la faz de la tierra. —Agaché la cabeza y desvié la mirada con vergüenza—. ¿Qué pasa?

Busqué a Noah con la mirada, que me observaba de pie con los brazos cruzados y la cara metida en el cuello de la chaqueta.

—¿No se lo has contado?

Ella negó, alzando los hombros.

—No me pertenece a mí contarlo —espetó, sentándose en la silla de enfrente.

Contarles eso no fue fácil. Podía ver cómo sus sonrisas se desvanecían a medida que les contaba mi historia y cómo sus ojos pasaron de la felicidad, al horror, a la rabia y a la pena, pero no sentí lástima. Mi tía me abrazó, me besó y junto con mi abuela me arroparon en el sofá. Me dieron una caja de cartón en la que decía que estaba parte de mi regalo de cumpleaños y prometí volver unos días después para celebrar mi cumpleaños con ellos.

Parecía que el tiempo no había pasado, que nadie se había olvidado de mí en todos esos años. Me dijo mi abuela que todos los años ponían un plato en la mesa esperando que algún día apareciese por allí, que quizás quería volver con ellos, pero en mi cabeza los recuerdos de la familia habían sido suprimidos para evitar vivir con un trauma que aún me atormentaba.

—¿Quieres comer algo antes de irte? He hecho pastel de carne. —Ofreció mi abuela, que observaba cómo Noah volvía a ponerse su chaqueta.

—Qué coincidencia, es mi plato favorito —comenté con una sonrisa, abrochándome el último botón de la chaqueta.

Mi abuela me miró como si estuviese loca, como si lo que acabase de decir fuese la tontería más grande que alguien había pronunciado.

—Betty, la cocinera que teníamos en casa, siempre me daba un plato de pastel de carne cuando cocinaba para sus hijos.

—No, era tu abuela —espetó mi tía, dejándome una caricia en la mejilla—. Tu abuela lo preparaba todas las semanas y cuando te fuiste le pedimos a Betty que lo siguiera haciendo para ti.

*

Olivia abrió la caja en cuanto llegó al coche y comenzó a ojear los álbumes de fotos que su tía y su abuela habían guardado durante tanto tiempo con la esperanza de que volviese algún día. Ni quiera hablaba, tan solo sonreía pasando las páginas de la parte más feliz de su infancia una por una.

—No he perdido a mi madre —musitó, mirando atentamente una foto en la que su tía la sostenía en brazos siendo un bebé—. Todo lo bueno que recuerdo de mi madre era con ella. ¿Cómo las encontraste?

—Matt —respondí, alzando los hombros—. Solo di el nombre de tu padre, aunque le dije que la familia de tu padre no era muy... Grata.

—Te habrá costado un ojo de la cara pagarle esto —masculló con una mueca, pasando los dedos por encima de la foto.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora