15: ¿Verdadero heather?

164 23 19
                                    

Eunji:

Había pedido permiso para salir después de haber llegado temprano gracias al autobus. Mamá apenas estaba preparando el almuerzo y abuelita estaba jugando ludo con Sony.

— ¿Te demorarás? —pregunta mi madre mientras se secaba las manos en el mandil que traía puesto.

— Supongo que sí mamá, mira todo el material que estoy sacando.

Eran todas las hojas de dibujo que tenía, mis plumas y lápices profesionales que apenas había podido costearme hace años atrás.

— Deja que vaya. Tiene una buena intención. —interviene abuelita sin dejar de mirar el juego que estaba perdiendo.

— ¿A dónde dices que irás?

Ahí estaba mamá de nuevo siendo sobreprotectora.

O al menos así lo sentía yo.

— Al centro comercial, quedé con una amiga y un amigo en dibujar y buscar los paquetes que donaremos al horfanato.

Mamá hizo una mueca y luego la cambió por una sonrisa de oreja a oreja.

— Trata de llegar para la cena mi vida. —responde dejando dinero en el bolsillo de mi blusa y depositando un beso en mi frente. —Confío en ti.

Miré a abuelita y ella me dio los pulgares arriba en señal de aprobación y buena suerte, Sony estaba centrada en ganar el juego que no supo cuando salí.

Tenía las bolsas al tope y Jimin me esperaba en la puerta de su departamento. Lucía más alto sin el uniforme puesto.

Traía un suéter rojo y unos vaqueros.

Yo apenas y había podido conseguir algo decente para ponerme.

— Se ve que amas el dibujo hasta morir. —dice quitándome una bolsa de las manos y viendo todo lo que había dentro de esta.

— Como siempre, husmeando.

— La rubia debe de estar esperando, ella fue la más emocionada en salir de su mansión.

Ambos reímos. A veces podía darme algo de lástima, no era mala, pero tampoco tonta, ella sabía jugar las cartas a su favor.

Y si esas cartas nos benefician, ¿por qué no aprovechar el bug?

— Nos pueden considerar la peor basura del mundo por aprovecharnos así de alguien. —dice Jimin mientras camina cruzando la avenida para tomar el autobus.

— ¿Tú crees? —le respondo algo apenada, era cierto que Hyolin era una de las peores pinkys que me pudo tocar ver, pero traía una linda intención y era hacer amigos.

— Oh vaya… ahora me siento mal.

— Igual yo. ¿Será que cambiamos de patrocinador? —respondo triste.

— No tengo ni la menor idea Eunji, realmente a veces como adolescentes podemos hacer y deshacer sin pensar.

Adolescentes… ¿Qué diablos era ser adolescente? ¿Ser ese estereotipo que te pintan las películas gringas? ¿Realmente pensábamos al momento de hacer las cosas o solamente dejábamos a un lado el cerebro para gozar de las consecuencias con la tonta excusa de que la adolescencia nos pone el mundo de cabeza?

¿Qué más da pensar?

Total… somos adolescentes.

.

Cuando vimos a Hyolin ella traía la ropa deportiva más elegante que había visto. Maldición, hasta eso tenía de caro.

No puedo evitar decir que la envidia me corrompe. ¿Por qué ella podía ser la hijita de papi y mami? ¿Salvó al país en su vida pasada para recibir tantos elogios y premios?

© heather ↬ park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora