34: Corazón inexperto.

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Eunji:

Apenas había tenido tiempo de poner en orden mi cerebro, maldita sea me dolía hasta la existencia.

Tenía a Hyolin durmiendo en mi hombro y yo envuelta en una manta como un gusano.

Vi hacia todos lados, probablemente aún era de madrugada ya que ni el sol se dignaba en salir.

Quise salir a tomar aire, lo último que quería en estos momentos era dormir, no podía con tanto dolor de cabeza.

Afuera de la camioneta estaban Jungkook y Jimin en una carpa.

No quise despertar a nadie, solamente quería estar sola por un corto tiempo así que me senté en la orilla del mar.

— Hace demasiado frío. —me habló el cerebro antes de sentir la gran ventisca de aire marino en la cara.

La isla era muy linda, la habría pasado genial de no ser por Hyolin y Jungkook.

— Encima tomaste Eunji. —me reprocha el subconsciente.

Que irónica podía resultar mi moral.

Dizque odiaba el licor por arruinar mi vida. Pero a la primera oportunidad comencé a tomar sin importarme nada.

Comencé a hacer dibujos al azar en la arena, esperando que el dolor de cabeza se me pasara o al menos esperar a que amanezca por completo.

Ni siquiera sabía en donde había dejado el celular, así que ni la hora tenía al pendiente.

Antes de salir mamá me había advertido sobre millones de cosas, y que por nada de la galaxia me vaya a meter al mar.

— Ni que me gustara tanto. —me respondo.

Quise ir de nuevo a la camioneta, pero me vi invadida por un castaño alto que me miraba desde atrás.

— Parece que nuestra Eunji madruga. —había dado un pequeño salto por el susto, y es que su repentina presencia me asustó.

— No me di cuenta de la hora. —dije tratando de sacarme toda la arena de la ropa. Jungkook hizo un gesto con las manos y se sentó antes de que yo pudiese levantarme del todo.

— Quedémonos aquí. Jimin y Hyolin siguen durmiendo.

Le hice caso sin objetar nada, y me senté de nuevo maldiciendo por lo bajo.

Me había sacado la arena por nada.

— Ayer estuviste demasiado ebria. —me dice viéndome a la cara.

Maldita sea. Sólo los cielos sabrán que hice.

— ¿Dije o hice alguna ridiculez?

Él asintió con una sonrisa en el rostro.

Mi corazón se comenzó a acelerar.

— ¿Realmente tengo yo la culpa de que te hayas embriagado de ese modo?

Mierda, díganme que no dije nada más.

Me mordí la lengua con fuerza.

Siempre me traía problemas.

— Te juro que no recuerdo nada de lo que dije. ¿Te llegué a faltar el respeto?

Él negó y rápidamente respondió: — Para nada, sólo que antes de dormir comenzaste a culparme por haberte embriagado. Jimin me explicó que era tu primera vez bebiendo.

Asentí con la cabeza algo avergonzada.

— De haber sabido que era tu primera vez, no te hubiera servido demasiado licor. Te debe estar doliendo la cabeza como nunca.

© heather ↬ park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora