68: Pequeño problema.

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Diciembre aún no se despedía del todo, Yoongi había pasado lo que quedaba de semana algo solo en aquel piso del departamento, lejos de ser feliz había entendido que quizá se precipitó a su decisión porque el dolor que la ausencia de su novia le había dejado era muchísimo.

En su estudio sonaba una de sus canciones, y mientras tomaba un poco de soju trataba de evitar las llamadas de sus amigos.

Dos toques a su timbre lo sacaron de su trance cuando se puso los airpods, listo para salir a distraer su reciente depresión.

— ¿Qué carajos? —piensa él mientras camina con pereza al visor de la puerta. Dándose cuenta de que alguien que extrañaba mucho estaba ahí parada.

Un par de lágrimas traicioneras con el reciente recuerdo lo mudaron cuando abrió la puerta. Viendo a una pinky rubia que traía los ojos llorosos.

— Gigi. —dice ella tratando de verlo a los ojos. Ignorando por completo lo que podría sentir el pelinegro que la veía con dolor.

De vez en cuando ella volvía la mirada atrás, tratando de no llamar la atención o como si hubiese escapado de alguien.

— ¿Tu marido sabe que estás aquí? —pregunta él sin apartarse de la puerta. No quería problemas, ni con Jeon, ni con una cita casual que descansaba en su habitación.

La rubia ésta vez no apartó la mirada del suelo, y mientras negaba él aclaró: — Entonces no entiendo qué haces aquí.

— Solo quiero hablar. Por favor, Gigi.

— Yoongi. Soy Yoongi.

La rubia asintió sabiendo que él estaba en lo cierto. ¿Por qué llamarlo así cuando ella misma fue quien lo alejó?

— Bien, Yoongi. ¿Puedo pasar?

— No lo creo conveniente. —dice él tragándose el dolor en la garganta.

— Solo serán quince minutos. —dice ella volviendo a ver atrás.

— ¿Viniste con él?

Ella rápidamente negó y dijo: — Me he arriesgado demasiado al venir. Por favor, solo serán unos cuantos minutos.

El pelinegro entendió que no había nada más por hacer, así que se apartó de la puerta mientras guardaba sus anteojos en el bolsillo de la polera.

— Puedes empezar. —dice él sentándose en el sillón mientras evitaba la mirada de su eterno amor al ver la pantalla de su celular.

— ¿Te verás con alguien? —pregunta ella al ver que el pelinegro le sonreía a la pantalla.

— Saldré con mi roomie. —dice sabiendo que aquello no le gustaría a aquella que aún creía amar.

— ¿Con la chica de tatuajes lindos? —pregunta.

Lo cierto es que él no tenía roomie, lo único que tenía en la habitación vacía era a una chica que había conocido la noche anterior, no había sucedido nada, pero aún así ella estaba ahí, porque ambos estaban borrachos.

— No, con ella no. —respondió él mientras dejaba el celular en la mesita. Listo para escuchar y ver a aquella mujer que le robó lágrimas y el corazón.

— Ha pasado tanto tiempo desde el día aquel. —dice ella en una sonrisa, tratando de animar a su muerto corazón.

— ¿Viniste a hablar de esto?

— Lo lamento, fue inevitable.

— ¿Viniste a burlarte de mí?

— ¡Sabes que jamás haría eso!

© heather ↬ park jiminWo Geschichten leben. Entdecke jetzt