40: Traición y deseo.

136 14 43
                                    

Jimin:

Era miércoles, se suponía mi aula y yo iríamos a la biblioteca como se acostumbraba después de la hora de deportes, pero ingrata fue mi sorpresa al ver que hoy habían pospuesto el estudio por un evento en el mes del rock y punk.

— Woah, es increíble ver como todos posponen la escuela por un poco de diversión. —dice Jeon.

— Qué cascarrabias. —dije tomando mis cosas y viendo que tenía una única oportunidad de hacer realidad un plan que tenía pendiente desde el día de San Valentín.

— Se te han pegado las expresiones de Eunji. —dice burlón mientras guarda sus libros de geografía en la mochila al mismo tiempo que marca el número de Hyolin.

— Pierdes el tiempo llamando a Hyolin, lo más probable es que esté con Eunji en el gimnasio cumpliendo aún su castigo. —le digo antes de dar una mordida a mi manzana y salir del aula.

Sentí su paso presuroso tratando de seguirme.

— ¿Irás con ellas?

— No. Iré a casa.

— Ya no los veo tan juntos. No desde el día de la playa. ¿Pelearon?

— No es algo que deba importarte mucho.

— ¿Ahora te enojas conmigo?

— Jamás admití estar enojado.

— Pues te comportas como si lo estuvieses mi querido amigo.

Bufé deteniendo mi trance. Él hizo lo mismo y lo solté al fin: — Supe que irás con ella al teatro el viernes por la noche.

— ¿Te molesta eso? —pregunta burlón.

— Olvídate de esa salida. —le dije quitándole la sonrisa de la cara. — Quedó en ir conmigo al cine, en una cita.

Maldita sea, ni siquiera era una cita.

Pero ya había soltado la lengua. Probablemente si Eunji se enterara de lo que acabo de decir mi amistad con ella llegará a su fin.

— ¿Por qué debería creerte?

— Pregúntale si quieres, verás que no te miento.

— Lo dudo mucho, jamás la habrías invitado al cine, y menos en una cita. —me responde poniéndose al frente mío, queriéndome intimidar con su prominente altura. — Porque sé que primero escondes tus sentimientos a perder la vergüenza.

— Haz lo que quieras, Eunji no irá contigo al teatro. —le digo tratando de quitarlo del camino, pero obviamente su furia y la mía nos jugaba mal.

— Eso lo veremos, cobarde.

Jamás había discutido así con Jeon.

Habríamos peleado una que otra vez por cualquier cosa, pero jamás nos habríamos visto como rivales y menos por una mujer.

Yo no era así. ¿Los celos me jugaron una mala pasada?

— Idiota y terco, inclusive ella ya te rechazó. —pensé sintiendome de lo peor.

Maldije mi lengua en todo el camino hasta el centro comercial.

Me detuve en una pequeña boutique.

Sentí un pequeño déjà vu.

Y cuando entré a la tienda me topé con una de las encargadas que me miraba extrañada.

— Buenas noches. ¿Puedo ayudarle en algo?

— Eeh-eh sí. —dije avergonzado. — Vine a comprar un vestido.

Ni modo que a comprar el pan Park, literalmente estabas en una tienda de vestidos.

La encargada me sonrió y me dijo: — Por aquí señor. Tenemos de todas las tallas estándar. Permítame las medidas y el modelo que desea adquirir.

Parecía un niño pequeño siguiendo a la adulta por toda la tienda.

No quería rendirme, pero cuando no se sabe absolutamente nada de tallas es casi imposible comprar un vestido.

Elegí el primero que me pareció lindo y lo compré a ojos cerrados.

— Rezo a todos los cielos porque este tenga la talla correcta. —pensé mientras extendía mi tarjeta al momento de pagar.

Había salido del centro comercial sintiendome un vencedor, pero llegando muy cansado a casa después de una larga caminata.

Ser estudiante de bachillerato no era lo mismo que tener empleo o recibir propinas mensuales, era obvio que quedaría en banca rota por comprar este vestido.

Al día siguiente, en el almuerzo o después de clases se lo daría.

Este regalo era algo que había pensado incluso antes de ir a la playa.

Casi todas las chicas usaban lindos vestidos, Eunji muchas veces habría visto embobada uno que otro sin querer.

Miré la caja que ahora estaba encima de mi cama y pensé: — Adiós almuerzos extras.

.

Eunji:

Traía el corazón acelerado. Las cosas que Jeon me dijo e hizo aquella noche después de despedirme de Hyolin me dejaron sorprendida.

— Me gustas Eunji. —recordé.

Me sentía tonta.

Con mucha rabia acumulada.

Unas inmensas ganas de llorar.

Sucia por traicionar a Hyolin de esta manera.

— Jeon pero yo…

— Sé que dirás que soy novio de Hyolin, sé que tienes esa incertidumbre, lo sé porque también lo he pensado, pero, ¿quién no comete errores? y más si es en un tema tan complejo como el amor.

— No me hagas esto por favor.

Maldita seas Eunji.

Maldita sea la vez en la que me tomó de la cintura sin importarle que probablemente no fuéramos los únicos en el baño del gimnasio.

Maldita sea la hora en la que me hizo probar sus labios por primera vez con una pasión que jamás conocí.

Me sentí en las nubes, en un sube y baja inexplicable, la pasión y la excitación terminan por fallarle a una los cabales.

Me llevó a casa de la mano, como si fuera su novia de toda la vida se despidió de mí con un corto beso en los labios y un susurro diciendo: — Pasaré por ti el viernes en la noche, te amo.

Las dos últimas palabras me habrían destruido por completo.

¿Realmente existía ese sentimiento?

Al fin había tenido lo que quería, ¿por qué me dolía el alma?

Probablemente porque ni yo misma sabía a quién quería.

No podía culpar a Jungkook porque estaba igual o peor de confundida que él.

Me gustaba, y mucho. Pero cuando él parecía lastimarme llegaba Jimin con una tímida sonrisa.

Desearía con todo mi ser no tener la gallardía tan baja como para poder ponerle un alto a todo lo que me sucedía.

Me miré en el espejo que mamá habría puesto en el baño, con una corta sonrisa y el recuerdo en popa me había sentido deseada por alguien que mi corazón ansiaba.

Y a pesar de sentirme mal conmigo misma parecía que mi moral y mi fidelidad a mi amistad con Hyolin se habrían quedado sin nada más por dar.

Existía la sensación de culpa por la traición, pero también existía ese empujoncito que te daba la idea de que a pesar de todo, las cosas resultarían bien siempre y cuando exista el amor.

.

Qué tonta podía llegar a ser.

© heather ↬ park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora