47: Amor ciego y dependiente.

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Ji Min:

Me despedí de Hyolin apresuradamente, pues tenía a Eunji dormida en el taxi rumbo a casa.

— Hasta mañana. —me habría dicho sin verme a la cara, esperando desde dentro de su jardín enrejado a que entrara al taxi.

Ya dentro del auto me sentí mal por mis amigas, indiscutiblemente de cualquier situación, ambas sufrían por el mismo hombre que sinceramente no merecía a ninguna de las dos.

Eunji estaba medio dormida en el taxi con una botella de agua que me habría obligado a comprar en el camino.

— ¿Ya te sientes mejor? —le pregunto en un susurro a lo que ella me asiente aún ebria.

Había posado su cabeza en mi hombro para dormir en el camino.

.

De los dos, yo era el más sobrio, así que me tocaba subir a Eunji hasta su departamento y entregarla a su madre.

Rogaba a todos los cielos que su padre no esté en casa, porque se encargaría de molerme a golpes en un dos por tres.

— ¿Hay alguien en tu casa? —pregunto cansado de subir las escaleras.

— En mi bolsillo… hay llaves.

Era atleta, muchas veces había subido la montaña sin ninguna complicación, pero esta vez el cansancio me había ganado y apenas tenía que subir dos pisos.

Agradecí a todos los dioses por hayar la puerta y abrir el picaporte sin problemas.

Noté que no había nadie, o al menos todos estaban completamente dormidos.

— Eun, hemos llegado. —susurro.

Ella entrecerró los ojos con pesadez para luego sacudir su cabeza y decir: — Me voy a morir en cualquier momento.

Temí por sus palabras.

— Estoy muy mareada, por favor llévame a mi habitación o terminaré por morir aquí en la sala.

Di un gran suspiro y volví a tener a Eunji en mis brazos.

— No, no, primero al baño. Necesito asearme antes de dormir.

Me reí por lo bajo y asentí teniendo a mi crush en brazos, yendo de un lado para otro sin quejarme.

Dejé que ella entrara al baño.

Supuse que nadie estaba en su casa.

Me senté en una pequeña silla que había en su oscura sala y comencé a mirar a mi alrededor. Era la primera vez que entraba su casa.

Habían cientos de cuadros en la pared.

Una niña pequeña que no era Sony estaba ahí, sonriente y orgullosa de tener a sus padres.

— Antes de llegar a Seúl yo tenía una vida feliz. —recordé sus palabras.

Seguí mirando con detenimiento todo, habían fotos de la mamá de Eunji que curiosamente era idéntica a ella. Fotos de su matrimonio, de la pequeña Sony y un pequeño más que no conocía su existencia.

— Es Eunjoo. —me sorprende Eunji. — Es mi hermano menor, el último hijo de mi padre.

Me volteé hacia ella, estaba sin su suéter, tenía el cabello recogido en una coleta, la cara y cuello algo mojado.

— Te vas a resfriar. —dije tratando de sacarme mi chaqueta para dársela.

Pero ella fue más rápida que yo y me detuvo en mi trance para decirme: — ¿De verdad dejé de gustarte?

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now