58: ¿Esto es amor?

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Ji Min:

Al día siguiente, después de clases con el frío infernal que nos había tocado experimentar, tenía a Eunji abrazada a mi con un gran abrigo.

— De haber sabido que estarías tan abrazada a mí, desearía que todos los días nevara. —le dije sonriente.

Ella también habría sonreído avergonzada para luego decirme: — No puedo evitarlo, tú eres muy cálido.

Me acomodé mejor en mi sitio del autobús, ella rápidamente se habría quedado dormida en mi hombro.

Me gustaba verla calmada. El resplandor de su rostro no se perdía, sus ojos eran resguardados por unas pestañas inmensas, sus mejillas ahora rojas por el calor que le compartía mi cuerpo me causaban ternura.

— ¿Por qué me gustas tanto Eunji? —pensé viéndola una vez más antes de fijar mi vista en el panorama exterior.

Los autos iban y venían, el autobus estaba casi vacío puesto a que éramos casi el último paradero.

Ambos estábamos sentados al último.

Iríamos a su casa, principalmente a ver los resultados y sacarme esta angustia.

No quería escapar de mi realidad ni mucho menos de una responsabilidad que de por sí ya tenía si eso salía positivo, si no que me invadía el miedo.

Nadie planea a sus dieciocho ser papá, y aunque ambos fallamos al no protegernos, las cosas estaban hechas y había que asumir las consecuencias, sea cual sea.

Tampoco iba a obligar a Eunji a tener al bebé, y no necesariamente porque querría librarme de todo, si no que ella era la que decidía si quería o no ser madre a esta edad, a mi me tocaba respetar cuál fuese su decisión para nuestro bien.

— Eun, mi amor, ya llegamos. —le dije viendo que la próxima parada era la nuestra.

Ella habría despertado algo desorientada para luego decir: — Gracias por despertarme.

Le sonreí como respuesta, ella también me sonrió para tratar de abrir sus ojos en su totalidad antes de bajar del bus.

— Si me levanto de golpe lo más probable es que termine cayéndome, me duele mucho la cabeza y todo me da vueltas.

La ayudé a bajar y caminamos un poco hasta el parque y nuestras casas.

— Es horrible, estos mareos se hacen continuos.

— ¿Comiste algo?

— Una manzana en el desayuno.

— Me dijiste que habías comido bastante y que por eso no habías terminado el almuerzo de la escuela.

— ¡Lo hice, lo juro! Hyolin no ha dejado de darme bolsitas de garbanzos tostados como snacks, llenan como una comida completa.

— Cenarás lo que tu madre te dé, ¿sí?

Ella asintió para luego ver su edificio.

Ya habíamos llegado, ella rápidamente sacó sus llaves de la mochila para hacerme pasar primero.

— Bienvenido a la boca del lobo. —me dice.

Dudé en seguir pasando para subir las escaleras, ella al darse cuenta de mi miedo comenzó a reír.

— Era broma. —me dice entre risas.

Sonreí nervioso.

Comencé a subir los escalones con cuidado, se escuchaba el eco de mis pasos y la risilla de Eunji detrás mío.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now