53: Ola de euforia.

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Ji Min:

Como decía la canción que había terminado de sonar: por un beso de la flaca yo daría lo que fuera.

Y así fue, ambos bailamos hasta hacernos doler los pies. Entre sonrisas y miradas pude sentirme pleno al fin.

Uno que otro beso era robado, tanto de mi parte como por parte de Eun.

— Pensé que esto jamás sucedería. —le digo tomando su mano al momento de llevarla a casa, ya cerca de las tres de la madrugada.

Hyolin y Yoongi se habrían adelantado ya hace mucho a ir a casa.

— Pues hazte a la idea, somos novios.

Cuando un “somos novios” salía de sus labios, mi ser parecía llenarse abruptamente de felicidad. Amaba sentir esta ola de euforia.

— Eres muy lindo. —me dice ella tomando mis mejillas con algo de delicadeza.

— Deberíamos tomar un taxi para ir a casa. —le digo tomándola de la cintura para darle un corto beso en los labios.

Más ella se niega y entra a un pequeño parque de niños y se sienta en un columpio.

Fui con ella al columpio del lado izquierdo y me senté.

— Quedémonos juntos toda la madrugada.

— Cariño, nos moriremos de frío si amanecemos aquí.

Ambos estábamos con nuestros abrigos, pero eso no quitaba la idea de que estábamos en pleno invierno lo que incluía una nevada improvisada a veces.

Ella habría sonreído de lado mientras se mecía en el columpio.

— Creo que no me haz entendido.

— No, creo que no. —respondo avergonzado mientras me levanto del columpio para jugar en las barras.

Ella solamente se rió y continuó jugando hasta cansarse.

Ahora ambos en el sube y baja dejábamos de lado el hecho de que ya no éramos más un par de niños.

— ¡POR FAVOR MIMI, DÉJAME BAJAR! —habría pedido ella entre risas.

Negaba con la cabeza ante su petición, y es que amaba verla sonreír.

Esa sonrisa que me habría dejado despierto por muchas noches enteras al fin me pertenecía.

Aquellos recuerdos los quería atesorar por siempre en mi mente, era la primera vez que podía llamar a alguien “cariño” con amor en el corazón.

Entre cortas paradas para un beso robado fuimos caminando sin rumbo por todo Seúl.

— Tengamos una cita pronto. —diría ella mientras entrelaza su mano con la mía y la mete en uno de mis bolsillos del abrigo.

— ¿Esta vez irás? —bromeo.

Ella asiente con una sonrisa y se detiene en plena vereda para decir: — Desde hoy sólo serás tú, no quiero arruinar nada.

— ¿Lo prometes Eun?

Aquella respuesta afirmativa fue sellada con un beso.

Aquel beso que pronto se habría intensificado tras cuatro paredes con la excusa de que no podríamos seguir fuera por el frío.

Ambos queríamos. ¿Por qué negarnos? Obviamente pasando antes por una farmacia a comprar lo necesario.

Poco a poco fui bajando el cierre de aquel vestido negro que portaba, con delicadeza iba dejando cortos besos en su cuello, decorando el blanco lienzo con cortas y rojizas mordidas.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now