78: Dolor incomprendido.

68 9 31
                                    

Eun Ji:

El sonido del monitor de signos vitales fue lo único que escuché mientras recuperaba la conciencia ahí tirada en una camilla.

— Mi amor. —dijo Jimin tomando mi mano y plantando un beso en ella. — Despertaste.

— ¿Qué me pasó? —pregunté intentando moverme pero lo único que conseguí fue un fuerte dolor en la parte baja.

Él parecía estar aún más decaído que yo.

— Voy a llamar a la enfermera. —dijo.

Ahí sentada en la camilla quise ir al baño, pero estaba totalmente incapacitada, traía un fuerte mareo y el dolor no cesaba.

— No sé qué me pasó mi amor. —dije tocando mi vientre. — Perdóname, tu mamá a veces no controla sus emociones.

Jimin llegó juntamente con la enfermera y rápidamente ella comenzó a hacerme un chequeo.

— ¿Mi bebé se encuentra bien? —pregunté.

— Sí señora, su bebé está bien. Pero no lo seguirá estando sí usted continúa descuidando por completo su alimentación, la anemia no es buena ni para usted ni para la formación de su hijo.

Me sentí regañada, y volví a esas veces en las que supe que odiaba comer sola, ya sea en la universidad o dentro de casa.

Es por eso que quería ir con mamá.

— ¿Ya puedo irme? —pregunté.

— Una caída puede ser grave, tiene que permanecer en reposo. El médico sugirió al menos esta noche, mañana le dan de alta.

Vi entonces como la enfermera me dejaba sola con Jimin. Estaba totalmente dolida y cansada de todo esto.

— Voy a dormir. —dije tratando de esconderme por debajo de las sábanas para llorar un poco.

Lo cierto es que el dolor se había vuelto infernal.

— Amor, ¿podemos ha-

— Llama al médico. —dije haciendo mis manos un puño al sentir el intenso dolor. — ¡Mierda Jimin hazlo ya!

Él rápidamente se levantó y fue a traer al doctor. Fue cuestión de un par de minutos para darme cuenta de algo que no quería asimilar.

Sentí entonces una abalancha de sangre que adornaban con tristeza las sábanas blancas de la camilla.

— No, no mi amor, por favor, tú no. —dije llorando mientras sentía el dolor que ninguna madre quería experimentar.

Cuando el doctor, una enfermera y Jimin se aparecieron y él descubrió la sangre lo único que hizo fue pedirle medicamentos a su enfermera con la intención de evitar que la hemorragia llegara a peores.

Lo último que vi fue a un Jimin totalmente preocupado tomando mi mano mientras sus lágrimas acompañaban mi dolor.

.

Otra vez el mismo sonido, otra vez tenía a Jimin a mi costado. Parecía estar pidiendo por mi vida como si yo estuviese a punto de morir.

— Mi vida. —dijo al verme despertar otra vez.

— ¿Qué pasó? —pregunté.

Lo cierto es que ya no traía el dolor intenso, ahora eran pequeños piquetes.

Recordé lo que sucedió antes de que me durmieran.

— ¿Mi bebé? ¿Cómo está mi bebé? —pregunté preocupada al mismo tiempo que trataba de sacarme la aguja que traía en la mano derecha.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now