63: Busan.

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Eun Ji:

— ¿En qué piensas cariño? —me habría dicho Jungkook desde su lado, estábamos haciendo una corta video llamada.

Yo solamente negué con la cabeza, callada y algo confundida con todo lo que comenzaba a sentir y a suceder.

— Jeon, tengo cosas que hacer, nos vemos. —dije antes de colgar.

Sin imaginar había hecho algo que jamás en la existencia me hubiese atrevido a hacer. La Eunji de antes se habría muerto de coraje al ver que por primera vez en la historia no quise hablar con Jeon Jungkook.

Tomé mis cosas, sabía que tenía asuntos más importantes que atender que mantenerme estática frente al celular con alguien que solamente me cuenta lo bien que va su plan al tratar de volver a conquistar a la niña de sus ojos, a Lee Hyolin.

— ¿Ya sales hija? —aquella voz la reconocí. El Señor Kim vivía más tiempo en nuestra casa que en sus millones de departamentos.

Mamá salió de la cocina con una sonrisa y de paso llena de harina en el delantal.

— Sí, estoy de salida.

El señor Kim sonrió de lado y asintió. Mamá ya conocía lo que haría por lo que se quitó el delantal y sacó dinero para dármelo en la entrada de la casa con un corto sermón:

— Ya sabes mi amor, te cuidas. Te amo.

Sólo sería un día. Fue más a pedido mío, jamás pensé que Jimin se acordaría de que hace mucho había pedido ir a Busan en nuestros cien días de novios.

— Conocer a la familia de tu novio debe estar consumiéndote en nervios. —dijo el Señor Kim desde la cocina, procurando meter ese pye de moras al horno.

En parte era cierto, pero había comenzado a desplazar a Jeon Jungkook de a pocos en mi vida, poco a poco comenzaba a tratar de olvidarlo como sea y a frecuentar menos su cama con la intención de respetar a Jimin.

Lo quería demasiado, jamás en la existencia había podido sentir tantas emociones juntas cuando estaba con él. Era totalmente inevitable no pensarlo porque aquel sujeto era demasiado tierno, o como ahora dirían, era una green flag.

— ¡Nos vemos mami! ¡Adiós Seokjin, trata bien a mi madre!

Ambos adultos se despidieron con un adiós y una sonrisa orgullosa. El señor Kim o bueno, Seokjin, era el más preocupado, porque desde hace dos noches venía dándome recomendaciones sobre cómo impresionar a la familia de mi novio.

— ¡Debes saber buenos chistes! —dijo él en una cena. — ¡Todo el mundo ama reír!

No me sabía ningún chiste, y no podía confiarme de copiar los chistes de mi padrastro porque sería ganar mi tumba.

Probablemente hoy sea el último día en que Jimin y yo estaremos juntos. Por eso quería vivir mis experiencias al máximo.

Él ya habría hablado con su padre con respecto a mudarse, pero el señor aún no tenía algo planeado en el calendario.

La escuela haría la fiesta de graduación la siguiente semana, nosotros como penúltimo año teníamos el estrés al tope porque nos tocaba hacer algún agasajo para nuestros mayores.

Ya en el taxi comencé a sentir un poco los nervios. Era la primera vez que viajaba sin mis padres hacia un lugar que desconocía totalmente.

Jimin me esperaría en la estación de tren para poder viajar juntos a su ciudad natal.

— ¡Buenas tardes mi amor! —me dijo al verme, con una gran sonrisa en el rostro y los ojos enamorados.

— Buenas tardes mi amor. —dije tratando de regalarle una sonrisa para nada nerviosa.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now