60: Pretty woman.

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Eun Ji:

— ¿Me quieres? —volví a preguntar abotonano mi suéter, esperando una buena respuesta por parte de Jungkook.

Él no me miraba, odiaba que siempre esté indecisa con sus respuestas.

Pero siempre necesitaba recibir palabras de afirmación, necesitaba amor constantemente.

— Por enésima vez Eunji, sí.

Aquella no era la respuesta que yo necesitaba. Ya habían pasado cerca de tres meses desde que empecé con Jimin, cada vez me había vuelto una perfecta mentirosa.

— Te irás dentro de poco. —dije subiendo mis pantalones. — ¿Qué pasará conmigo?

— Lo que se supone que debería de pasar. Cada uno por su lado.

— ¿Así de simple? ¿Me dejarás como si nada?

— Eres mi amante Eunji, la única que merece explicaciones es Hyolin.

Siempre me daba de comer en su palma, cual gorrión haciéndose el humilde servidor.

Traía el corazón hecho trizas.

Ésta vez no era gentil conmigo porque no quise ceder a entregarle mi cuerpo después de su discusión con Hyolin.

Cuando estaba molesto era más rudo de lo que acostumbraba.

Jungkook terminó de ponerse la corbata para darme un beso en la coronilla antes de salir de sentarse en su escritorio.

Otra vez ignorando por completo mi presencia.

Volví a tomar mi mochila del suelo y salí de la habitación sin decir nada más.

Nunca nadie estaba en la casa de Jungkook, y si estaban era solamente por un corto tiempo.

El señor Jeon era un hombre demasiado severo, sus gestos fríos daban miedo inclusive mirándolo de lejos. Tenía mucho parecido a mi padre, salvo que el señor Jeon tenía el vicio del control.

Claramente tendría a una mujer sumisa a su lado, muy bella y joven, demasiado joven, la señora Jeon nació en una familia pudiente, y según Jungkook desde que ella nació ya estaba destinada a casarse con su marido.

— Mamá tenía dieciséis cuando dejaron que fuera a vivir con papá. —recuerdo las palabras de Jungkook mientras salía del jardín. — Papá era un hijo de puta.

Jungkook odiaba a su padre. Nadie podría ganarle en eso, lo odiaba porque decía parecerse demasiado a él.

— Controlador, impulsivo, necio, arrogante, manipulador y perfeccionista. —así lo describía cada vez que discutían. — Se cree el puto dueño de mi vida, de la vida de todos.

Muchas veces en las películas el bad boy tiene daddy issues, puede sonar muy cliché pero es algo que casi siempre se puede presenciar. Viniendo de un seno machista y abusivo es obvio que una criatura no va a conocer otro concepto más que el de la toxicidad de sus padres.

El largo eslabón que no tenía fin.

La señora Jeon abusaba siempre del alcohol, no había bella más borracha que ella, porque podría pasarse todos los días de su existencia en su despacho inconsciente, tratando de no asimilar su desastrosa realidad.

— Me arruinaste la vida hijo mío. Desde que tengo memoria he venido arrastrando este odio hacia tu padre.

Jungkook pocas veces podía sentirse vulnerable, pero cuando tiene dos latas de cerveza encima y el alma destrozada es casi imposible callar y no sentir pena.

Él también tenía un lado humano, uno que lloraba y sentía igual que todos, que anhelaba una buena familia que lo quisiera por lo que era, sin necesidad de presionarlo para ser Don Perfecto en todos los aspectos.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now