69: Persona valiente.

88 8 91
                                    

Hyolin:

Desperté recibiendo un par de mensajes, eran exactamente las diez de la mañana cuando a mi puerta llegó alguien que creí jamás se iba a cruzar otra vez en mi vida.

— Hyo. ¿Puedo pasar?

Era Eunji. Una amiga que quise muchísimo, y que indiscutiblemente estuvo presente en mi vida, no siempre dando buenos consejos pero su sola presencia me reconfortaba.

— Hace poco supe que regresaste a Seúl. —me dice pasando a mi habitación cuando la invité a sentarse en mi cama.

Ella no se dio cuenta de mi vientre ya algo abultado, o bueno, al menos no hizo tanto drama cuando me tocó colocarme una polera ancha porque a decir verdad, tuve algo de vergüenza con ella.

— ¿Te molesta que esté aquí?

— No Eun, nunca me molestó tu presencia.

Ella sonrió amablemente cuando me senté a su lado con las piernas cruzadas, para tratar de entrar en confianza con alguien que había tenido un reciente conflicto hace ya dos meses exactos.

— ¿Te molesta mucho? —me pregunta.

— ¿Hmm?, ¿a qué te refieres?

— Al bebé. Hyo, Jimin me contó todo.

Pude haberme enojado con él por decírselo, pude haberle pedido que se marchara o que simplemente llorar por verme en este estado. Pero no, sentí alivio.

— ¿Ya lo sabe? —me pregunta ladeando la cabeza para verme fijamente el vientre.

— No, aún no.

— ¿Planeas decírselo?

— No lo veo necesario.

Eun no entendía mis razones, porque algo que le había hecho jurar con su vida a Jimin era ocultar por completo la situación en la que me encontraba con respecto a Jeon.

— Él tiene derecho a saberlo.

— Por el momento no. Sabes que no acabamos en buenos términos, ¿crees que me aceptaría con un bebé aún sabiendo que sigo con Jeon?

— Si al menos le dices que es suy-

— No Eun. Y por favor. No toquemos más el tema.

— Bien.

Eun había cambiado muchísimo, y no solo en lo físico, si no también con respecto a sus gustos y pensamientos. Estaba más bonita, se veía más preparada, más inteligente, mucho mejor que yo, y eso, me daba algo de celos.

— Te traje un postre. —me dice sonriente sacando un cheesecake de maracuyá.

— Gracias. —le digo recibiéndolo. Rápidamente por el hambre y sobre todo el antojo comencé a comer mientras ella hablaba.

— ¿Te deja comer cosas dulces?

— Las detesta. —le respondo comiendo con afán, como si no tuviese fondo.

Ella sonrió de lado. No tenía el estómago gigante como una mujer de nueve meses, pero siendo delgada era notorio el crecimiento del bebé dentro de mi.

— ¿Jeon no ha vuelto a aparecer? —me pregunta.

Lo cierto es que no, no volvió a aparecer, o al menos no frente a mis padres, porque cuando yo volví de mis vacaciones intentó meterse a mi habitación a la fuerza por la ventana.

Mamá ya sabía todo con respecto a Jeon, por lo que reforzó la seguridad de la casa aún a sabiendas de que eso no le gustaría a papá.

Ellos habían discutido mucho aquella noche, se habían dicho tantas cosas que estuvieron a punto de separarse. Mamá le hizo entender, o bueno, le amenazó con firmar el divorcio si él se atrevía a juntarme otra vez con Jeon o hacer escándalo por mi embarazo.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now