52: ¿Quieres bailar?

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Eun Ji:

Tuve a Jimin al frente mío durante casi toda la noche, estaba ahí, tan feliz con aquella chica que de alguna u otra manera me causaba cierto repudio y sobre todo celos.

— Hey amor. ¿En qué piensas tanto? —me habría dicho Jungkook mientras cortaba la carne de su plato.

Me había llevado a muy muy lejano, puesto a que ambos temíamos que Hyolin estuviese cerca.

— En nada. —mentí cortando también mi carne.

Él me habría regalado una sonrisa de lado y me hubiera quitado mi plato para darme el suyo diciendo; — Come de este, la carne ya está cortada.

Esa noche, o al menos en la hora y media que me había tocado vivir a su lado, pudimos conversar sin discutir, como lo hacíamos antes cuando éramos amigos.

— ¿Cuándo volverás? —le habría preguntado tapando mi cuerpo por el frío en las sábanas blancas del cuarto de hotel.

— No lo sé cariño. —habría respondido recibiéndome en su pecho desnudo.

— ¿Me extrañarás? —pregunto tontamente esperando una negativa. Pero él suspiró pesadamente para tomar mi mentón y asentir antes de darme un corto beso.

— Claro que lo haré.

Pude ser feliz por un momento.

Cambié el dolor de los celos por una segunda ronda de éxtasis pasional.

Con el agua recorriendo mi cuerpo, la temperatura cambiando a cada momento por los intensos besos de Jeon y los gemidos unísonos que producíamos, mi mente quedó en blanco por los quince minutos restantes.

— Es la primera vez que lo hago en el baño. —dice Jeon entre una corta risa mientras se cambia junto conmigo en la habitación.

Sonreí de lado.

Con él habían sido mis primeras experiencias.

— ¿Te irás a casa? —me pregunta mientras termina de abotonarse la camisa.

— Sí, necesito descansar.

— Si gustas puedes quedarte a dormir.

— Pero tú ya no estarás aquí. —dije algo resentida por la situación, en un par de horas él estaría en el aeropuerto para ir a Canadá.

— No iré a ver a Hyolin si es lo que te molesta, puedo quedarme un rato más contigo. —dice sentándose en la cama para ayudarme a cerrar el cierre del vestido.

— Tranquilo, es temprano, puedo ir a casa.

Él sonrió depositando un beso en mi hombro al momento de pararse para luego sacar una pequeña caja de su saco.

— Ten, esto es para ti.

Aquel collar pudo haber sido el regalo más caro que me hubiesen podido dar.

— Úsalo siempre. —dice él mientras camina hasta la puerta del armario para sacar su maleta de viaje y salir conmigo del cuarto del hotel.

Guardé la caja vacía porque en el ascensor me habría ayudado a colocarme el collar.

Se despidió de mi con un típico beso pasional para tomar un taxi y pagar uno para mi casa.

Todavía era temprano, habría pedido permiso hasta el amanecer y entre algunos regaños mamá habría aceptado con la condición de que estuviera sobria siempre.

— Señor, por favor déjeme en la secundaria Haneul que queda en la calle trece por favor. —dije a lo que el taxista sin problemas accedió.

Bajé del taxi con algo de dolor en los pies, y es que caminar por el césped con tacones era una misión casi que imposible.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now