42: Iluso.

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Jimin:

Si algo sabía, era que en esta ocasión me había tocado poner los pies sobre la tierra.

En el aula de clases, ahí estaba Jungkook, con su sonrisa burlesca y su fija mirada hacia mí, diciéndome entre labios un: — Te lo dije.

Miré de nuevo el pizarrón lleno de fórmulas de física y traté de copiar lo más próximo posible antes de que sonara el timbre del receso.

Si algo estaba claro aquí es que Jungkook y yo probablemente jamás volcamos a ser amigos.

Todo había sucedido tan deprisa…

.

No quise salir del aula, no quería siquiera ver a Eunji.

Y no me fastidiaba la mera idea de que haya escogido a Jungkook, eso ya lo veía venir.

Me fastidiaba el solo hecho de que se haya olvidado de mí, y de que con un mensaje o llamada pudo haberme avisado que no vendría.

¿Por qué me hizo esperar como un tonto sin orgullo hasta la media noche con la vana esperanza de que vendría siquiera a pedir una sincera disculpa por la tardanza?

Jungkook no despegaba la mirada de mi asiento, sentía detrás mío esos fulminantes ojos que alguna vez denotaron inocencia.

Había llegado Hyolin, y como era de esperarse también había llegado Eunji.

Me levanté rápidamente de la mesa con mi libro de física en la mano, esperanzado de hayar alguna escapatoria en la biblioteca.

— ¡Hey! ¡E-Espera tenemos que hablar! —me habría dicho ella con el paso presuroso, casi casi corriendo detrás mío.

No quería mirarla a la cara, porque sabía que me pondría débil ante ella y sus encantos, que tal vez tiraría una vez más mi frágil orgullo.

— Creo que no tenemos nada de qué hablar Eunji. —le respondí sin mirar atrás mientras colocaba mi tarjeta de estudiante en el marcador de asistencia.

Ella trataba de buscar la suya entre los bolsillos de la chaqueta pero parecía no encontrarla.

Me senté en el gran ventanal que daba una gran vista al jardín de la escuela, mirando ese árbol en donde ella habría llorado hace un par de semanas en plena nevada.

— ¡Por favor! —gritó sin importarle poco o nada que estuviéramos en una biblioteca.

La miré a la cara al fin desde donde estaba, lucía intranquila, nerviosa, con la mirada algo sombría y los ojos hinchados de tanto llorar.

Me resigné a ella una vez más.

Y me levanté de mi asiento, depositando una vez más mi tarjeta de estudiante para que ella pudiese pasar.

— Gracias. —responde apenada al ver que ya tenía libre acceso, se sentó al frente de mi silla con la cabeza gacha.

— Jimin yo…

— No digas nada Eunji. —respondo fríamente sin despegar la vista de mi libro.

— No tomaré mucho tiempo, yo quería dis-

— ¿Disculparte Eunji? ¿Es eso?

Ella asintió apenada.

— Bien, tienes mis disculpas. —dije sin más.

Pero ella no parecía estar satisfecha con la poca calidez de mis palabras. En lo más profundo de mi ser quería decirle que la perdonaba sin rechistar, pero realmente estaba algo herido.

© heather ↬ park jiminWhere stories live. Discover now