Capítulo 14

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—¿Para que me llamas a esta hora? ¿Quieres causarme problemas o que?—

—recuerda que me diste un encargo y Justo veo a tu encargo bajarse de un coche de lujo en una calle totalmente marginal de aquí de Edimburgo—

Margaret miró hacia los lados evitando que alguien la escuche hablar

—¿que estás diciendo pedazo de estupido?—

—Lo que acabas de escuchar, no pude ver el rostro de la persona ya que entró rápidamente desde que abrieron la puerta—

—óyeme muy bien lo que te voy a decir no dejes de seguir cada paso que de bruno, no importa que tan difícil sea, trata de saber quien es esa persona a la que bruno está visitando en las noches desde que llegó aquí, lo último que me faltaba que mi hijo se esté viendo con una marginal sin futuro que solo nos haga ver como mediocres ante la sociedad y se aproveche de él al saber que es rico—

Colgó el teléfono y respiro profundo caminando a grandes pasos fuera de la casa a su coche y se dirigió a uno de sus clubes nocturnos donde iba a desahogar su ira o simplemente a pasarla bien no tenía un esposo que se encargara de sus necesidades sexuales.

—señora Margaret es un gusto tenerla por aquí nuevamente hacia mucho tiempo que no venia—

—mmm mi hijo está aquí así que me ha mantenido ocupada—

—ohh su sexy y apuesto hijo bruno—

—shhhh, no ensucies el nombre de mi hijo con tus sucios pensamientos de mujerzuela barata así que ahórrate cualquier comentario acerca de él vete y sírveme un trago es lo que necesito—

La chica se retiró avergonzada por la crueldad de aquellas palabras en busca del martini que tanto le gustaba a la señora. Aquel lugar era uno de los favoritos de Margaret debido a que el uso de los teléfonos era prohibido incluido cualquier artefacto que pudiera dar información privada de algún cliente.

Sentada en la barra un joven de algunos 24 años se acercó a ella era alto, apuesto y olía muy bien pero sobre todo tenía una sonrisa que hipnotizaba pidió un whisky a la roca al bartender y se dio un trago, un poco de este líquido corrió por sus labios donde pasó su lengua y su dedo limpiando lo derramado volteo hacia Margaret y la miró seductoramente para luego marcharse y sentarse en otro lugar, quería que ella sea quien lo case, sutilmente ella se levantó tomando su cartera de manos y caminó al baño escuchó a sus espaldas como la puerta fue cerrada y al darse la vuelta el chico guapo de agradable sonrisa y cuerpo atlético la miraba como si ella fuera su presa

—este no es el baño de hombres—

—ya lo sé—

—¿entonces qué haces aquí?—

—mmm no lo sé, vi a una dama solitaria venir al baño de las chicas y me dio curiosidad ¿no la has visto?—

—si, de hecho está aquí acércate—

—¿donde?—

No hablaron mucho Margaret cruzo sus brazos por encima de su cuello y lo besó con ganas, este la subió sobre el lavamanos mientras acariciaba su espalda y se enterraba entre sus piernas.

Luego de unas horas locas de alcohol y bailes con el joven el cual ella nunca le preguntó el nombre ya que no era relevante para ella, solo fue a distraer su mente no a querer información de terceros que no vienen al caso. Junto al chico subió al 5to piso donde había un hotel, entre risas y besos llegaron a la habitación, la llave era una tarjeta de color blanco con el nombre de ella impregnado ya que había comprado una habitación en ese hotel para sus vistas casuales.

Millonario $in escrúpulos.Where stories live. Discover now