Capítulo 64

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—que bien te ves en esta mañana, me alegra verte mucho mejor pensé que perdería a mi esposo—

le hablo Margaret a Basilio cuando esté salía de la cocina y ella venía bajando las escaleras, el resopla y se da la vuelta agitando su mano en negación odiaba que ella fingiera que le preocupaba su salud cuando sabía que no era así, le da una mirada sin gracia molesto

—a la mierda con tu hipocresía sólo quieres verme muerto, así que por favor ahórrate tu palabrerío—
Sonríe y da pasos hacia él y pone su mano en su pecho al lado de su corazón
—que cruel eres por poco lastimas mi corazón, claro si tuviera uno jajaj—
Soltó una carcajada haciendo que este enfurezca mas estaba harto de ella después de lo que le había dicho la el día anterior mucho mas.

Margaret sostiene su bolsa, lleva un traje muy elegante con botones que parecen gemas y un sombrero no muy grande, que la hace ver tan fina y delicada de color blanco como su ropa y sus zapatos de color Beige como su cartera y guantes en ambas manos, tiene lentes oscuros y un labial rojo sumamente divino dándole ese toque perverso a su rostro.
—eres una...—
—ten cuidado con tus palabras, si quisiera verte muerto hace mucho que ya lo estarías así que ahórrate tu estupido drama—
Estaba a centímetros de sus labios y con suavidad besó los de Basilio logrando que este se sorprenda tanto que no pueda detenerla a tiempo
—señora ya su carro está listo—
Se alejo de él y limpio la comisura de sus labios le guiño un ojo y le espetó
—me marcho no me esperes para comer—
Basilio aún seguía en shock y cuando esta iba un poco lejos vociferó
—no te espero ni para desayunar Margaret ¿que mierda acabas de hacer?—
—me despedí de mi esposo—
Sonrió y caminó sin importarle, solo jugaba con su mente tenía algo que hacer y no podía esperar más, con ayuda de uno de sus seguridad subió al coche y se puso en marcha al cabo de unos minutos recibió una llamada
—si?—
—¿para que quieres esa cantidad de dinero?-
Era el padre de violeta se escuchaba muy alterado y de mal humor
—ya lo enviaste?—
—oye perra no voy a...—
—tienes exactamente dos horas para que el dinero llegue a la cuenta que te envié y si no, toda escocia conocerá lo escoria que eres ¿entendido? Mírale el lado bueno a todo esto el dinero es para el hotel de mi esposo lo que...— la interrumpió
—jajaja no puedo creer que Basilio necesite de mi dinero para construir ¿qué pasa? ¿la fortuna Giordano está en quiebra?—
—los Giordano nunca caeremos en vergüenza como tú, tienes una hora y cuarenta y cinco minutos para que envíes el dinero si no irás a la cárcel y trata de no jugar sucio no pongas a nombre de tu hija o tu esposa tú fortuna pues te ira peor—
Colgó el teléfono dejando a el señor Maxwell maldiciendo estaba molesto la vida se le estaba por joder confiar en Margaret era algo imposible.

Basilio por otra parte entró a su oficina alterando sus abogados lo esperaban y al verlo de tal manera le dieron un vaso con agua
—señor—
—no es nada— agito su mano varias veces y se quedó mirando hacia la nada pensando en lo que había pasado, no confiaba para nada en Margaret pero tampoco entendía que significaba ese beso porque lo besó si ella lo odia tanto como él a ella, salió de sus pensamientos cuando los abogados lo llamaron varias veces y volvió en si.

Por otro lado bruno e Isabella trataban de convivir sin dirigirse la palabra o no bruno, más bien Isabella mientras el trabajaba en el comedor ella leía su libro favorito le dio sed y fue por un vaso de agua él actuó como si no la vio pasar por su lado y espero que ella le diera la espalda cuando estaba buscando el vaso él se colocó detrás de ella y al darse la vuelta chocó con el pecho duro de él
—¿vas a ignorarme todo el día?—
—necesito que te quites de mi camino tengo sed—
Se echó a un lado y cruzó sus brazos la tela de su camiseta era delgada lo que hacía que se adaptara a su figura y sus pantalones en chándal lo hacían ver tan sexy, tenía el cabello despeinado la barba un poco creciente, sus bíceps y sus labios rojos eran algo que ella no podía ignorar su gran estatura y esa mirada que le daba quemándole la nuca, cuando fue a tomar el libro bruno lo tenía en las manos
—devuélvemelo—
—si lo quieres dame un beso—
—bruno no estoy para bromas dame el libro—
—dame un beso en la mejilla si quieres—
Cuando fue a darle el beso este volteo su cabeza haciendo que lo bese la tomó por la cintura a pesar de que ella se quería negar y la subió sobre el desayunador y el beso se empezó a intensificar más, no quería pero al final terminó cediendo, los labios de bruno eran tan suaves que no se pudo resistir sus piernas se cruzaron detrás de su trasero y tuvieron que alejarse por unos segundos para recobrar la respiración de ambos Isabella tenía ambas manos sujetadas por bruno y este se aprovechó para deslizar su legua por su cuello, ella trataba de contener el gemido pero sus pezones duros, los movimientos de su cuerpo y los sonidos de su garganta la delataron
—si me pides que para lo haré pero si haces silencio aunque sea dos segundo después que yo pare de hablar no voy a parar— mordió el lóbulo de su oreja y sus dedos apretaron uno de sus pezones
—así lo quisiste—

Millonario $in escrúpulos.Where stories live. Discover now