Capítulo 17

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—Gladis—

—señor bruno buenas noches—

—¿la casa a las afueras de Edimburgo está en condiciones de ir?—

—si señor todo está listo pero ¿por qué quiere ir a esta hora a esa ca...—

Cerré la llamada antes de que Gladis abra la boca más de la cuenta debido a que estaba en alta voz mire hacia Isabella la cual tenía cara de enojo y espetó

—¿por qué vamos a una casa a las afueras de Edimburgo?—

—te gustará, tiene lindo jardín—

—¿que le hace pensar que me gustará señor bruno? ¿que sabe usted de mi o de lo que me gusta? ¿Cree que porque acepte esta salida ya puede llevarme donde se le antoje sin consultármelo? Pare el coche ahora mismo ¿que carajo les pasa a los ricos? se creen que lo pueden todo y pueden hacer lo que quieran con una mujer solo porque es pobre e indefensa—

No se porque me dijo todas esas cosas es como si se estuviera desahogando conmigo no pude evitar enojarme ¡maldición! La ira se apodero de mi, en cierto punto tenía razón no podía llevarla donde me plazca sin su consentimiento pero lo que mas me hizo enojar fue cuando me gritó

—¡QUE PARES EL MALDITO AUTO!—

Frene de golpe y apreté el volante pude ver como tapó su boca y dio un respingo asustada, pase mi mano por mi rostro aturdido y gire hacia ella ambas miradas duras chocaron y sin tan si quiera bufo cuando me volvió hablar

—lléveme de vuelta a mi casa y si no quieres llevarme abre la puerta que me ire sola, no necesito de nadie para cuidarme—

Solté una risilla furiosa y crují apretando la mandíbula cerré los ojos por inercia unos segundos y pensé; ¿que me estaba pasando? nadie lograba hacer eso en mi y menos una mujer que no me interesa, con calma le hable no quería asustarla mas de lo que ya se dejaba ver no si quería lograr convencerla

—eres muy obstinada Isabella, pero sabes qué te llevaré de vuelta a casa soy todo un caballero no haría algo que te haga sentir insegura—

—me llama obstinada y es usted quien intenta matarme, que descaro—

Se acomodó en el asiento evitando mirarme nadie dijo una sola palabra en todo el camino cuando llegamos me estaciones frente a su casa

—listo llegamos—

Se había quedado dormida la toque suavemente tratando de despertarla pero no lo hacía

—¿tiene que ser una broma? pero supongo que hoy trabajaste mucho y que estás muy cansada—

Salí del coche y abrí la puerta del pasajero quitando el cinturón y la cargué en mis brazos, no tenía tanto peso así que no fue difícil poder sostenerla, abrí la puerta tomando la llave de un masetero donde la había escondido, tal vez creería que no lo había notado, entre a la casa y encendí la luz fui hasta su pequeña habitación era muy pequeña en verdad, parecía la habitación de un niño pequeño, su cama era tan pequeña que mis piernas quedarían totalmente fuera de ella. Nada olía mal y todo estaba limpio. Cuando la dejé sobre la cama me quedé observándola, el cabello cubrió su rostro así que coloqué algunos mechones detrás de su oreja tenía una calma en su rostro como si dormir fuera lo único que disfrutaba del día a día.

—lo siento Isabella creo que te debo una gran disculpa pero ahora no será el momento—

Salí de aquella casa entrando a mi coche y poniéndome en marcha a mi casa, al llegar escuche a mis padres pelearse me acerque un poco más y el sostenía con fuerza el brazo de mi madre.

Millonario $in escrúpulos.Where stories live. Discover now