Capítulo 30

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Mi cara al igual que la de todos mostraba gran sorpresa pero no por decir que soy su prometida, mas bien porque había despertado después de mucho.
Mis ojos se mantienen fijos en bruno feliz de verlo despierto, su mano sigue sosteniendo mi muñeca solo que esta vez con menos fuerza, salgo de mi momento feliz cuando escucho la voz irritante de su madre cuestionándolo sin importar que acaba de despertar esa mujer no tiene ningún pudor.

—¿de que estás hablando hijo?—
El lleva mi mano a su boca depositando en ella un sonoro beso
—lo que acaban de oír ¿por qué tanto escándalo por mi prometida? ¿no tiene derecho a venir a visitarme?—
Para haber recién despertado de un accidente hablaba tan normal como si solo había dormido unos días, la chica de recepción salió de prisa en busca de un doctor y yo seguía ahí sola sin saber que hacer con mucho miedo, no tenía idea de que conocer a su familia sería de esta forma tan incómoda
—vamos a calmarnos no podemos asfixiar a bruno con preguntas, acaba de despertar—
Su papá se acerca y aprieta su hombro mirándolo con amor él sigue sin soltar mi mano
—me alegra tanto que hayas despertado no sabes lo feliz que me haces en este momento, pensé por un momento que podía perderte hijo mío no despertabas y me asustaba la idea—
Ese sentimiento de padre a hijo me da nostalgia se nota lo mucho que quiere a bruno me hubiera gustado tener un papá que se preocupe por mi, pero nuevamente él me mira a los ojos como si estuviera buscando algo en ellos, volteo mi mirada sintiéndome avergonzada y siento una caricia en mi hombro izquierdo
—si eres la prometida de mi hijo me parece bien—

Asentí sintiendo una punzada extraña en mi estómago como si me sintiera feliz porque él me ha dado el visto bueno pero la voz de la señora me aterra y me saca de mis pensamientos
—BASILIO! deja de hablar estupideces nuestro hijo acaba de despertar es lógico que aún esté delirando y esté confundido—
—¿mamá que dices? no estoy delirando ni nada de eso, Isabella es mi prometida—
La ex novia de él quien tenia cara de pocos amigos no borraba aquella expresión de sorpresa estaba al lado de su ex suegra dejando más que claro que ella era su favorita. Su mirada con desprecio era tan notoria, parecía una muñeca de porcelana muy hermosa y refinada llevaba puesto un hermoso vestido y unos tacones, su pelo largo rubio bajaba en ondas en su espalda, sin olvidar sus ojos verdes llamativos.
Ella era exactamente el tipo de mujer que él necesitaba yo en comparación con ella no era nadie un simple cero a la izquierda. No vestía ropas de marcas ni tenía aquel brillo y mucho menos me veía tan refinada.

Su madre dio pasos hasta nosotros manteniéndose a la altura sin mirarme tan siquiera y acarició el rostro de su hijo y le depositó un beso en la mejilla quería alejarme un poco pero al hacer el intento bruno me sostuvo para que no me aleje y ella miró hacia el agarre que él me tenía.
—estoy tan feliz de que hayas despertado sabía que tú lo harías eres mi guerrero, eres mi hijo un giordano jamás se deja vencer. Los que te hicieron esto lo pagarán muy caro te lo juro—
Su voz me dio escalofríos era una mujer de temer aquellas palabras sonaron muy enserio.
Peinaba el cabello de él con sus dedos, tenía los nervios de punta la tenía tan cerca que sin darme cuenta mi mano temblaba pero él lo noto y entre lazo nuestros dedos su madre al ver esto alzo una ceja y espetó con cinismo
—¿podrías salir un momento y dejar que nuestra familia disfrute de que nuestro hijo haya despertado? Esto es entre familia y tú no eres parte de ella— él la interrumpió—Isabella no se mueve de mi lado ella es parte de esta familia desde el momento que la elegí como mi prometida—
quería evitar a cualquier costa una disputa entre él y su mamá
—bruno hazle caso a tu mamá ella tiene razón esto es un momento muy emotivo acabas de despertar y estás bien puedo irme y volver luego—
Le sonreía mientras le hablaba su mano libre acarició mi mejilla
—me gustas más cuando sonríes—
Sentí mis pómulos arder y la puerta se cerró de golpe su ex novia salió muy enojada de la habitación pero él aún así no soltó mi mano.

—hijo, entiendo que tengas nueva...novia pero debes entender que violeta está aquí no debes restregarle en la cara tu noviecita, ella se ha mantenido a tu lado desde que supo lo que te pasó sin embargo es primera vez que veo a esta mujer aquí, si tanto te ama ¿porque espero tanto en venir a verte?—
Ella tenía razón espere mucho pero no tenía el valor por miedo a esto mismo que esta pasando
—t-tú mamá tiene razón yo debo marcharme— Mire hacia el reloj de la pared—además ya es tarde no puedo quedarme más tiempo—
—ja' por fin, algo coherente ha salido de su boca—
No se cómo ni cuándo pero tuve valor y le respondí
—siempre he sido una persona coherente señora—
Alzó una de sus cejas y su cara cambió automáticamente a odio mayor
—¿está es la clase de mujer que te buscas? ¿que me falten al respeto?— empezó olfatear en el aire
—pero que se puede esperar de alguien que huele a pobreza y calamidades que aparentemente se metió entre los ojos de mi hijo porque sabe que tiene dinero—
Mis ojos se abrieron a más no poder mientras la escuchaba hablar de mi como si fuera una cualquiera la mirada de bruno decía muchas cosas pero ningún buena hasta que
—MARGARET BASTA!—
El papá de bruno la tomó por un brazo y la alejo de nosotros llevándola hacia afuera y dejándonos solos intenté quitar mi mano pero bruno no lo permitió suspiré y tomé mucho aire

—¿bruno porque dijste que soy tu prometida? ¿Sabes el problema que me acabas de buscar? tú madre me desteta Dios, que estaba pensando cuando decidí venir aquí ahora yo...—
No pude hablar más solo sentí el tirón y mis labios y los de bruno unirse, metió su lengua en mi boca logrando abrir la mía chupo mi labio inferior de una manera tan suave pero a la misma vez dominante que mis ojos los cuales estaban totalmente abiertos por la sorpresa se cerraron solos mientras mi boca y la de él iban al compás de los movimientos, se separó de mi beso mi frente y espetó en susurro
—no sabes cuantas veces soñé con esto Isabella tu voz me hizo despertar, tu aliento en mi cuello, tu sola presencia aquí me hicieron despertar, así que cuando no te sientas especial recuerda que tienes el don de despertar a los muertos—

Mis mejillas ardían y mis ojos no se despegaban de los de él anhelaba que otra vez esos labios me besaran pero él se dio cuenta o tal vez solo leyó mis pensamientos y otra vez nos unimos en un apasionante beso donde dejábamos claro que esta maldita tensión era más que eso, era un sentimiento que había crecido en ambos sin querer.

Millonario $in escrúpulos.Where stories live. Discover now