Capitulo 52

5.3K 226 21
                                    

⚠️Mini maratón 2/2 ⚠️

Aunque quería dormirme no podía, la mente me daba vueltas y el sofá de Pedri no ayudaba. Me levanté sin hacer ruido y camine fuera de la habitación cerrando la puerta cuidadosamente, me extrañe al ver una de las luces de abajo encendidas así que me imaginé que debía de ser Fer.
Baje las escaleras y me diriji a la habitación de la que provenía la luz, la cocina. Al entrar no vi a nadie así que supuse que alguien debía de habersela dejado encendida, pero al rodear la encimera para servirme un vaso de agua, mi mirada se desvió a la chica que estaba sentada apoyando su cabeza contra el mueble, tenía los ojos cerrados fuertemente y en su mano sostenía una jeringuilla que temblaba con nerviosismo. Abrió los ojos y se asustó al verme allí, su cara estaba pálida y sus ojos no tenían ninguna pizca de brillo, se la veía cansada y a la vez asustada.
Dude en si agacharme pero cuando lo hice pude ver más de cerca su rostro, sentí un nudo en la garganta y tragué seco, no estaba bien y quizás eso de debía a que no había estado poniéndose las inyecciones que en cierto modo habían sido mi responsabilidad esas últimas semanas por muy incómodas que se hubieran puesto las cosas, sin embargo había dejado de ir tras aquel partido y ella no había reprochado nada, no me había llamado para pedir ayuda y quizás, sabiendo lo orgullosa que era, no le había pedido ayuda a nadie con las inyecciones.
Ella volvió a cerrar los ojos con fuerza y llevo la mano a su cara, frotándosela con desesperación.
Agarre su mano, arrebatándole la medicina sin decir absolutamente nada  y luego la lleve hacia su antebrazo contrario, busque su mirada antes de inyectarla pero ella ya había cerrado los ojos.
El silencio se había apoderado de toda la habitación y me urgía romperlo, decirle lo mucho que me dolía verla así y lo mucho que sentia no haberla ayudado esas semanas, pero me calle y apreté mis labios mientras presionaba lentamente aquel objeto que tanta inquietud le causaba a Elisa.

—¿Puedes decirme ya que es lo que te pasa?— preguntó una vez retire a ajuga de su brazo y le presione la zona perforada.

Su voz se escuchaba apagada, muy diferente a la que había tenido esa tarde, sonaba como si algo se hubiera llevado todas sus fuerzas y la hubiese dejado ahí tirada en mitad de la noche.

Me mantuve callado, podía sentir como mi ceño estaba fruncido y apreté mi mandíbula mientras evitaba mirarla a la cara. Sabía que estaba actuando como un niño inmaduro pero pasaba de hablar con ella, y más ahora.
Aunque realmente no tendria ganas de hablar en ningún momento, sabía que si hablaba con ella no seria capaz de darle alguna razón del porque de mis cambios de actitud.
Las cosas desde el momento en el que nos besamos habían sido muy distintas, había estado muy distraído, fallando cada balón, estando distante en los entrenamientos, me había jugado tan mala pasada que habia dejado incluso de ser titular y por mucho que quisiera echarle toda la culpa a la morena que tenía delante, no podía, porque realmente ella no tenía la culpa, era yo el único culpable de mi bajo rendimiento y de mi desconcentración.
De un momento para otro me vi mirándola embobado, ahora ella era la que tenía el ceño fruncido mirándome con cierta confusión en la cara, baje mi mirada a sus labios inconscientemente y en cuanto me di cuenta me levanté casi de un salto sacudiendo los pensamientos que habían surgido en mi cabeza rápidamente.

—¿Que coño quieres Elisa?— espete bordemente.

—Solo quiero saber que te pasa —dijo aún desde el suelo, y otra vez con la voz casi en un susurro.

Trato de levantarse y se tambaleó provocando en mi la necesidad de tomarla por los hombros y ayudarla. Pero me mantuve quieto cuando ella se sujeto a la encimera recuperando el equilibrio y me miro con ojos desafiantes.

—No te importa lo que me pase y me deje de pasar— volví a pronunciarme.

—Si me importas—dijo.

La mire sorprendido pero no me permiti dejarme llevar por la emociones y trate de ser borde para mantener una distancia entre nosotros.

—Dejame en paz, ¿quieres?— dije amenazante.

—¿Que?— dijo y al mirar sus ojos apagados  sentí una punzada en el pecho.

—Ya me has oído Elisa. Aléjate de mi— dije sientiendo como mi pecho se comprima a cada palabra que decía, sentenciando aquella frase que sabía perfectamente lo falsa que era.

Me dedico una última mirada incrédula, sin saber que decir , quizás esperando que le dijera algo más, que le dijera que era todo mentira o algo por el estilo pero cuando vio que no lo hacía, bajo la cabeza y camino fuera de la cocina.

—Esta bien, si eso es lo que quieres — dijo casi murmurando mirandome por encima de su hombro antes de salir por la puerta.

La observe irse y lleve mi mano a mi pelo frustrado.
Me servi un vaso de agua y  camine hacia la habitación de Pedri. Inconscientemente mire la puerta de la habitación de invitados al pasar por al lado  y senti la necesidad de ir hacia ella, abrir la puerta que nos separaba y pedirle perdón, pedirle que las cosas volvieran a ser como antes.
Reprimi mis ganas y seguí caminando hasta llegar a la habitación de mi mejor amigo que se encontraba durmiendo. Cerré la puerta con cuidado y me volví a tumbar en el sofá, tratando de apartar todos los pensamientos y dormirme. Al no poder hacerlo, busque mi móvil en la oscuridad y lo encendí, viendo el fondo de pantalla que había puesto hacia ya bastante, cuando Pedri y Balde nos habían sacado una foto durmiendo en aquel hotel. Maldije varias veces en silencio y tiré al móvil al sofá suspirando mientras frotaba mis ojos arrepintiéndome por lo que le acababa de decir a Elisa. Si ella hubiera estado a mi lado, me hubiera dormido casi al instante y me estaba matando por eso, me mataba todo lo que tenía que ver con ella.

Fix You - PABLO GAVI Where stories live. Discover now