Capítulo 6

4 1 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

...

..

.

Después de pasar otra noche horrible, muerta de calor y sin pegar ojo, Sakura dedicó la mañana siguiente a pasear con Tobirama por las calles de la bahía de la Calavera. Caminaban tranquilamente, deteniéndose en los puestos callejeros y entrando en alguna que otra tienda, pero en realidad estaban repasando el plan paso por paso, examinando cada detalle de un esquema que debían ejecutar a la perfección.

Gracias a los pescadores del muelle, descubrieron que los botes atados a los embarcaderos no pertenecían a nadie en particular y que al día siguiente la marea subiría justo después del amanecer. Una hora no demasiado favorable, pero mejor que el mediodía.

Flirteando con las prostitutas de la calle principal, Tobirama se enteró de que, de vez en cuando, Bee pagaba rondas a todos los piratas a su servicio, y que la juerga se prolongaba varios días. Ofrecieron también a Tobirama algunos otros detalles que él se guardó de compartir con Sakura.

Y hablando con un pirata medio borracho que se pudría en un callejón, Sakura averiguó cuántos hombres protegían los barcos de esclavos, dónde confinaban a los prisioneros y qué tipo de armas llevaban los guardias.

Cuando por fin dieron las cuatro, Sakura y Tobirama ya estaban a bordo del barco que Bee les había prometido, inspeccionando y contando a los esclavos que subían a trompicones a la cubierta principal. Casi todos varones, la mayoría jóvenes. Las edades de la mujeres abarcaban un abanico de edad más amplio y solo había un puñado de niños, tal como Bee había dicho.

—¿Se ajusta el material a sus refinadas pretensiones? —preguntó Bee cuando Sakura se acercó.

—Creí que habías dicho que habría más —replicó ella con frialdad, sin separar los ojos de los esclavos encadenados.

—Alcanzaban el centenar, pero siete han muerto durante la travesía.

Sakura reprimió la ira que ardió en su interior. Tobirama, que la conocía demasiado bien para su gusto, intervino:

𝓛𝓪 𝓔𝓼𝓹𝓪𝓭𝓪 - 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚 𝐇𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐨Where stories live. Discover now