𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟧

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Tendida sobre su capa, Sakura intentaba imaginar que la dura arena era el colchón sobre el que dormía en Rifthold, y que no estaba en mitad del desierto, totalmente expuesta a los elementos. Lo último que deseaba era despertarse con un escorpión en el pelo. O algo peor.

Se puso de lado y acurrucó la cabeza en el hueco del brazo.

—¿No puedes dormir? —le preguntó Karin, que descansaba a pocos centímetros de distancia.

Sakura intentó no gruñir. Se habían pasado todo el día avanzando cansinamente por la arena y solo habían parado a mediodía para dormir bajo las capas con el fin de evitar el sol achicharrante.

La cena a base de dátiles y pan tampoco había contribuido a mejorarle el humor. Karin, sin embargo, quería viajar ligera, y le había dicho que ya comerían mejor cuando llegaran a Xandria, al día siguiente por la tarde. Cuando Sakura protestó, Karin replicó que diera gracias de que no fuera época de tormentas de arena.

—Tengo arena metida en todos los pliegues del cuerpo —rezongó la asesina de Adarlan mientras se retorcía incómoda.

¿Cómo diablos se las arreglaba la arena para colarse entre la ropa? La túnica y los pantalones blancos tenían tantas capas de tela que ella ni siquiera se encontraba la piel.

—¿Seguro que eres Sakura Haruno? Porque no creo que ella sea tan quejica. Estoy segura de que está acostumbrada a las incomodidades.

—Claro que estoy acostumbrada a las incomodidades —dijo Sakura a la oscuridad. Las dunas que se erguían a su alrededor absorbían sus palabras

—. Pero eso no significa que me gusten. Supongo que para alguien de los Yermos Orientales, esto es un lujo.

Karin rio por lo bajo.

—Ni te lo imaginas.

La curiosidad se apoderó de Sakura, que dejó de mofarse al momento.

—¿Es verdad que esas tierras están malditas?

𝓛𝓪 𝓔𝓼𝓹𝓪𝓭𝓪 - 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚 𝐇𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐨Where stories live. Discover now