𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟩

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Ágil como un gato y sigilosa como una serpiente, Sakura trepó por los travesaños de madera clavados en el casco del barco.

El primer centinela no advirtió su presencia hasta que notó las manos de la asesina alrededor del cuello. Sakura le apretó el cuello en dos puntos que lo sumieron en la inconsciencia. (Al fin y al cabo, era una asesina, no una criminal). Antes de que el hombre se desplomase en la cubierta, Sakura le tensó la mugrienta túnica para suavizar la caída. Callada como un ratón, sigilosa como el viento, silenciosa como una tumba.

El segundo centinela, apostado junto al timón, la vio subir la escalera. Se las arregló para emitir un grito ahogado antes de que el pomo de la espada se estrellara contra su frente y lo dejara también sin sentido. Una maniobra no tan limpia y no tan silenciosa: cayó al suelo con un golpe que llamó la atención del tercer vigilante, que hacía guardia en proa.

Sin embargo, reinaba la oscuridad y varios metros de eslora los separaban. Sakura se agachó cuanto pudo y tapó el cuerpo del centinela caído con la capa.

—¿Jon? —llamó el tercer guardia desde el otro lado de la cubierta.

Sakura se encogió al oírlo. Cerca de allí, en el Sin Amor, reinaba el silencio. El tufo del cuerpo hediondo de Jon le arrancó una mueca.

—¿Jon? —volvió a decir el guardia, y Sakura oyó unos pasos que se aproximaban. Cada vez más cerca. Pronto se toparía con el primer centinela.

Tres... Dos... Uno...

—¿Pero qué diablos?

El guardia tropezó con el cuerpo postrado de su compañero. Sakura avanzó.

Saltó por encima de la barandilla tan deprisa que el centinela no alzó la vista hasta que la asesina aterrizó a su espalda. Bastó un rápido golpe a la cabeza para abatirlo. Acto seguido, Sakura dejó caer el cuerpo sobre el del primer guardia. Con el corazón a punto de saltarle del pecho, Sakura corrió hacia la proa del barco. Hizo brillar el espejo tres veces. Tres guardias abatidos.

𝓛𝓪 𝓔𝓼𝓹𝓪𝓭𝓪 - 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚 𝐇𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora