𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟨

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Cuando los guardias comprendieron lo que estaba pasando, los caballos ya habían pasado junto a ellos en una nube negra y gris. Las dos amazonas alcanzaron la puerta principal del palacio con los gritos de los soldados resonando tras ellas. La melena roja de Karin brillaba como una almenara mientras galopaba hacia una puerta lateral de la ciudad. Los transeúntes saltaban a un lado para dejarlas pasar.

Sakura se volvió a mirar las calles abarrotadas solo una vez; suficiente para ver que tres guardias montados las perseguían gritando.

Las chicas, sin embargo, ya habían llegado a la puerta de la ciudad y habían salido al mar de dunas rojas que se extendía ante ellas. Karin cabalgaba como si los demonios del infierno la persiguiesen. Sakura no podía sino seguirla de cerca, haciendo lo posible por mantenerse en la silla.

Kasida corría como el trueno y torcía con la rapidez del rayo. Era tan veloz que a la asesina le lloraban los ojos. Los tres guardias, a lomos de caballos normales, perdían terreno por momentos, pero aún no estaban tan lejos como para que las chicas pudieran relajarse. En la inmensidad del desierto Rojo, Sakura no tenía más remedio que seguir a Karin.

Se aferró a la crin de Kasida mientras atravesaban duna tras duna, arriba y abajo, arriba y abajo, hasta que el mundo quedó reducido a arena roja, un cielo despejado y el rumor de los cascos que traqueteaban sin pausa.

Karin redujo la marcha lo suficiente para que su compañera se pusiera a su altura y galoparon juntas por la cima ancha y llana de una duna.

—¿Acaso has perdido la maldita cabeza? —gritó Sakura.

—¡No quiero volver andando a casa! ¡Hemos cogido un atajo! — vociferó Karin en respuesta.

Detrás de ellas, los tres guardias proseguían la persecución.

Sakura estaba considerando la idea de embestir a Hisli para hacer caer a Karin por las dunas hasta donde los guardias pudieran encontrarla... pero la otra señaló por encima de la cabeza oscura de la yegua.

𝓛𝓪 𝓔𝓼𝓹𝓪𝓭𝓪 - 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚 𝐇𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐨Where stories live. Discover now