Capitulo 12

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El mundo se convirtió en una serie de imágenes aisladas. Mazmorras, heno podrido, piedras frías contra la mejilla, conversaciones de los guardias, pan con queso, agua. De repente, entraron dos de los guardias. La apuntaban con sendas ballestas, las manos prestas para coger las espadas en caso de ser necesario. Sin que Sakura supiera cómo, habían transcurrido dos días. Le arrojaron un trapo y un cubo de agua. Tenía que lavarse para el juicio, le dijeron. La asesina obedeció. Ni siquiera se retorció cuando le cambiaron los grilletes de las manos y los pies para que pudiera caminar. La llevaron por un pasillo oscuro y frío en el que resonaban gemidos distantes y luego la obligaron a subir unas escaleras. La luz del sol se coló por los barrotes de un ventanuco —dura, cegadora— cuando siguieron subiendo. Por fin llegaron a una sala de piedra y madera pulida.

Sakura agradeció la superficie lisa de la silla de madera. Aún le dolía la cabeza y las zonas donde los hombres de Farran la habían golpeado.

La sala era grande, pero tenía pocos muebles. A ella la habían empujado a una silla situada en medio de la estancia, a buena distancia de la enorme mesa del fondo, tras la cual aguardaban doce hombres sentados de cara a ella.

A Sakura le daba igual quiénes fueran o lo que hicieran allí. Sin embargo, notaba sus ojos puestos en ella. La sala al completo —los hombres sentados a la mesa y las docenas de guardias— la estaba mirando.

Ahorcada o decapitada. Se le hizo un nudo en la garganta. No tenía sentido tratar de escapar. Ya no.

Lo merecía. Por más razones de las que era capaz de enumerar. No debería haberse dejado convencer por Tobirama cuando insistió en liquidar a Farran él solo. Ella tenía la culpa de todo lo sucedido desde el día que había llegado a la bahía de la Calavera y había decidido tomar sus propias decisiones.

Una pequeña puerta se abrió al fondo de la sala y los hombres sentados a la mesa se levantaron.

Unas grandes botas avanzaron a paso vivo. Los guardias se irguieron y saludaron.

𝓛𝓪 𝓔𝓼𝓹𝓪𝓭𝓪 - 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚 𝐇𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐨Where stories live. Discover now