𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟧

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En la oscura cocina, Naori se inclinó contra la puerta trasera, una mano en el corazón martilleando mientras escuchaba el tumulto de afuera. Ante, la chica tenía el elemento sorpresa, pero ¿cómo los podría enfrentar otra vez?

Sus manos temblaron cuando el sonido del choque de cuchillas y los gritos se filtraron a través de la grieta debajo de la puerta. Ruidos, gruñidos guturales. ¿Qué pasaba?

No podía estar parada sin saber lo que estaba ocurriendo con la joven.

Iba contra cada uno de sus instintos para abrir la puerta trasera y miró hacia fuera.

Su aliento quedó atrapado en la garganta a la vista:

El mercenario que había escapado anteriormente había regresado con más amigos, amigos más expertos. Dos estaban boca abajo sobre los adoquines, charcos de sangre a su alrededor. Pero los tres restantes se dedicaban a la joven, que estaba, estaba...

Dioses, se movía como el viento negro, tal gracia letal, y...

Una mano se cerró sobre la boca de Naori cuando alguien la agarró por detrás y presionó algo frío y fuerte contra la garganta. Había otro hombre; entró a través de la posada.

—Camina —respiró en su oído, su voz áspera y extranjera. No lo podía ver, no podía decir nada de él más allá de la dureza de su cuerpo, el hedor de su ropa, el rasguño de una barba pesada sobre su mejilla. Abrió de forma violenta la puerta y, todavía sosteniendo la daga contra el cuello de Naori, anduvo a zancadas en el callejón.

La joven dejó de luchar. Otro mercenario había caído, y los otros dos antes que ella tenían sus hojas apuntando en su dirección.

—Suelta tus armas —dijo el hombre. Naori habría sacudido la cabeza, pero la daga estaba presionada tan cerca que cualquier movimiento habría hecho que se degollara ella misma.

La joven observó a los hombres, entonces al captor de Naori, luego a la propia Naori. Tranquila, absolutamente tranquila y fría cuando ella desnudó sus dientes en una sonrisa salvaje.

𝓛𝓪 𝓔𝓼𝓹𝓪𝓭𝓪 - 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚 𝐇𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora