Viviendo la historia de mi libro favorito pero en el personaje más difícil Rachel James donde el cuervo anhela su sangre, la bestia muere por devorarla y el león quiere matarla.
Conociendo la historia pondré las cosas a mi favor, no seré solo una pr...
La cabeza me palpita, la fiesta estuvo bien buena porque siento que me voy a morir, los brazos de Christopher me tienen prisionera, por más que me muevo no quiere soltarme.
—Chris suéltame.
— Deja de moverte, quiero dormir un poco más.
— Porfavor suéltame, quiero ir al baño a vomitar.
A las malas corro al baño y lo saco todo, el se acerca a agarrar mi cabello para que no se ensucie.
— Si no resistes para que tomas tanto.
—Era una fiesta además no lo hago siempre.
Sigo vomitando por media hora, me arde el estómago, Christopher pidió medicina y el desayuno a la habitación pero no quiero comer nada, siento que lo volver a arrojar.
—Come un poco y te aliviaras.
—Solo quiero el café con las aspirinas. Quizá más tarde.
— Esta bien más tarde comes, pero vas a comer si no te meteré la comida a la fuerza.
—Está bien, y que quieres hacer, aún tenemos un día y medio, antes de regresar al trabajo.
—Follar.
—Algo más a parte de eso.
— Nada más que tenerte en mi cama, todo el tiempo.
— Que aburrido y si mejor vamos a la playa.
— Te pondrás un traje de baño sexy.
— No, usaré uno de los años 80.
— Entonces no quiero ir.
— Bueno, no te obligaré.
Voy a buscar mi traje de baño para cambiarme allá el, sino quiere ir. Ya tengo uno visto, me baño, seco bien mi cuerpo me aplicó cremas hidratantes y salgo.
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—Me pasas mi pareo por favor, voy a ir a la playa.
Me observa fijamente de arriba abajo, sus ojos se están tornando oscuros. Y ya veo sus intenciones.
— Lo que estés pensando, detenlo.
— Acaso crees que puedes mostrarte ante mí así y creer que estaré quieto.
— Dijiste que no querías ir a la playa, y yo si quiero, de seguro las chicas irán.
— Aun me la debes, ayer tomaste tanto que no pudimos hacer nada, te complaci en todo, es justo que me des un poco de atención.
Se va acercando a mi como un depredador ansioso por su presa, voy retrocediendo hasta quedar al borde de la cama.
— Acaso me dirás qué no quieres esto.
Se toca la potente erección que es más que visible encima del boxer.
Me hace tragar grueso cuando coloca mi mano sobre ella haciéndo rozar mis dedos sobre la tela, con su otra mano levanta mi rostro para que lo observé, con su pulgar toca mis labios antes de besarme de una forma que siento que quiere absorber mi alma, me deja con la boca abierta cuando me suelta.
