Viviendo la historia de mi libro favorito pero en el personaje más difícil Rachel James donde el cuervo anhela su sangre, la bestia muere por devorarla y el león quiere matarla.
Conociendo la historia pondré las cosas a mi favor, no seré solo una pr...
Otra vez las corrientes, están agitando el agua que me rodea, siento como esa energía recorre todo mi cuerpo una y otra vez, son como pinchazos que intentan levantarme.
Escucho voces, gritos que rayan a la total desesperación, una corriente más fuerte hace que mi cuerpo se mueva y el agua que me rodea me impulse hacia arriba todo es tan extraño por primera vez en mucho tiempo abro mis ojos, la luz se ve a lo lejos, estiró mi mano con la intención de alcanzar esa mínima muestra de claridad pero las voces se escuchan más cerca como si estuvieran junto a mi.
— ¡Rachel no puedes rendirte! — escucho a alguien gritar mi nombre.
Mis sentidos se activan de a poco y captó el aroma de vainilla con canela en el aire, el ruido se intensifica, enfoco mi mirada todo lo que él resplandor me permite.
— ¡Tranquila estarás bien!. — susurra el ser a mi lado.
— ¿Donde estoy?— logro pronunciar en un susurró.
— Estás en el CCT, soy Reece Morgan tu doctor. — el pánico me invade un instante.
— ¿Estoy drogada?, ¿soy una adicta? ¿Me dañaron más? — la sola idea me aterra.
— No, pero estuviste grave durante mucho tiempo casi mueres por un infarto.
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Esas palabras me golpean, no puedo mover el cuerpo con libertad, aunque quiero, no puedo retener la ola de vómito que sale de mi boca, observó que son unos coágulos de sangre.
Me duele la garganta, el pecho, mis extremidades, en si casi todo.
— Siento dolor —le informo al doctor que es una viva copia de los Morgan, solo que más carismático.
— Enfermera muévase tenemos que retirar todos los cables, sondas— ella se acerca de inmediato.
—¡No te muevas! — me advierte.
Lo que hace es doloroso, pero una vez que termina, me siento mejor.
No demoran casi nada cuando llegan más médicos, quiero preguntar por Chris, mi familia pero no tengo tanta fuerza.
— Tranquila muñequita, todo estará bien, además déjeme decirle que tiene unos hermosos ojos.
El comentario me saca una sonrisa.
— La enfermera te ayudará a bañarte, yo vuelvo en un rato.
Otro joven entra a llevarse los equipos que me rodeaban, la enfermera se acerca ayudándome, al ponerme de pie me siento como bambie cuando recién nacido, ya que las piernas me tiemblan.
— Descuide es normal, paso mucho tiempo en coma. — me habla la enfermera.
Me quito la bata observándome en el espejo estoy un poco delgada del rostro pero no tanto, mi cabello está más largo, las marcas de la pelea no están, y la cicatriz por mis costillas es el recordatorio de lo que me hizo la maldita Isabel Rinaldi.
