Viviendo la historia de mi libro favorito pero en el personaje más difícil Rachel James donde el cuervo anhela su sangre, la bestia muere por devorarla y el león quiere matarla.
Conociendo la historia pondré las cosas a mi favor, no seré solo una pr...
Estás semanas fueron demasiado satisfactorias para mí, viajar juntos a todos lados sin problemas ni terceros ha sido una de las mejores cosas de mis vacaciones, eso y la sonrisa que tiene mi mujer su rostro cada vez que me mira.
Estamos en nuestra última parada París, ella ha visitado varias tiendas de lujo, para sus propios proyectos. También ha hecho donaciones a diversas causas benéficas, orfanatos y esas cosas a lo largo de nuestros viajes. Se ve feliz haciendo eso así que la dejo ser.
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
Rachel me complace a cada momento con todo lo quiero hacerle, hemos experimentado tanto, que no me canso solo me obsesiono más, al punto de que no querer regresar a la central, ya que estar en el comando me quitara tiempo con ella y eso me molesta.
— Chris vamos a comer postres allá, el lugar se ve muy lindo. —no me gustan las cosas dulces pero ella cada que puede me da a probar todo lo que come.
— Mi amor, en unos días tenemos que regresar a Londres y te juro que he considerado no volver, me gustó demasiado estar viajando solo contigo.
Si supiera que yo pienso igual, me acerco para pellizcar sus costillas.
— ¿Solo te gustó viajar, y las veces que cogimos en todos lados esas no te gustaron? —su cara se torna roja.
— Nena, tus mejillas están rosas, no seas pervertida y termina tus dulces.
— Cállate es tu culpa por hacerme recordar las cosas perversas que me hiciste. — se mete una fresa con crema a la boca y le doy un beso más salvaje de lo que debería, me separo de ella dejándola con la boca abierta pidiendo más.
— Eres un incitador, me caes mal. — me manotea y continua comiendo.
Continuamos recorriendo las tiendas comprando regalos para su familia, Alex y Reece. Regina no ha dejado de llamarme pero como dije no quiero que nadie me interrumpa mientras estoy con mi mujer.
— Christopher, vamos al hotel me siento cansada y ya compré todo lo que necesitaba. — tomo las bolsas con sus compras y nos dirigimos hacia el hotel tenemos nuestros dedos entrelazados, cada que salimos tomamos nuestras manos de forma inconsciente y se ha vuelto un hábito para mí.
Quien me viera ahora diría que no soy yo, pero con ella no puedo evitarlo, ante mis ojos es tan frágil como sanguinaria, cariñosa como inteligente, es atrevida pero también cautelosa, todo en ella me gusta, y estar más tiempo juntos solo me hace aumentar los sentimientos que no creí llegar a tener por nadie.
— ¿Mi amor en que tanto piensas?
— En que llegando te amarrare a la cama.
— Noo, la última vez me dolieron por todo un día mis manos.
Me saca una sonrisa, recordar ese momento, estaba harto de ver muchos mensajes de diferentes agencias de modelaje que quieren reunirse con ella, colérico la amarre toda la noche a la cama disfrutandola hasta cansarme, cinco orgasmos de su parte y cuatro mios nos tuvieron durmiendo todo el día siguiente, las marcas que le hice por todo su cuerpo aún no se han borrado en su totalidad pero no está enojada.
