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CAPÍTULO 11


EL BARULLO DENTRO DEL BAR PASÓ A UN SEGUNDO PLANO PARA MARÍA. Sus ojos no se despegaban de la pantalla de su celular, esperando a que apareciera otro mensaje. Distraídamente siguió a los chicos de vuelta a su mesa, sintiendo como Jaime le hablaba con emoción acerca del partido y Matías la guiaba con sus manos firmemente colocadas en su cintura, pero su mente estaba en otro lado. Al pestañear luego de unos segundos, se encontró con que su celular únicamente tenía 1% de batería, por lo que entró en acción en un instante.

María se dirigió hacia Santiago. El chico rubio estaba conversando con Agustín Lain y Enzo, pero María se sentó a su lado aún si la silla era de Francisco, quien estaba conversando con Rocco al otro lado de la mesa.

— Prestame tu cargador. -habló María, sin esperar respuesta para desenchufar el celular del chico.

Sus manos se movieron con rapidez sobre su celular, desesperadamente buscando un contacto en específico. Belén seguramente estaba durmiendo, pero necesitaba hablar con alguien. No se atrevería a contarle la verdad a los chicos. Era un tema sensible que ni siquiera sus amigas más cercanas sabían en su totalidad.

— Tiene que ser alguien muy importante si cargas el celu para hablarle. -señaló Rafael, riendo junto a Blas por su comentario.

Felipe y Simón se unieron a sus risas, creyendo que María estaba hablando con algún chico que le interesaba. En cualquier otra ocasión, María hubiera continuado con la broma, pretendiendo que estaba coqueteando con algún chico en Instagram, pero con Matías cerca no se atrevía a hacer eso. Después de lo que había ocurrido con el chico español, sabía que ponerlo celoso solo heriría sus sentimientos, y a ella realmente le importaba Matías.

— Es mi mamá. -mintió María con rapidez, tratando de sonreír mientras buscaba en sus contactos del celular.- Me llamó hace un rato y no pude contestarle

Los chicos asintieron, sin cuestionarse demasiado. Matías se acercó a María desde su asiento original, viendo cómo la chica escribía con rapidez en su celular.

Apoyó su mano en el hombro de María cómo señal de apoyo. — Mery, ¿todo bien? -preguntó, sus cejas levemente fruncidas mostrando su preocupación.- ¿Le pasó algo?

María detuvo sus movimientos, dejando su celular en la mesa de una manera para tapar su pantalla. — No, no, tranqui. -le aseguró, negando con su cabeza.- Es por el regalo de Belén, y no queremos que se entere.

La sonrisa en su rostro no era genuina, pero María estaba concentrada en esperar recibir otro mensaje lo más rápido que podía cómo para fijarse en eso. A pesar de que parecía que Matías quería seguir hablando con ella, en cuanto su celular comenzó a vibrar, mostrando que la estaban llamando, María se levantó en un instante de su asiento.

Sosteniendo su celular entre su hombro y su oreja, le dió una última mirada al grupo antes de salir del bar. — Ya vuelvo.

La mirada confusa de Matías la siguió, observando cómo afuera del bar, María se apoyaba en un poste de luz mientras hablaba con rapidez. Sus manos tenían un temblor que no le dejaban encender el cigarrillo entre sus labios, y después de varios intentos fallidos lo logró, sintiendo el familiar olor que lograba relajarla.

— Bautista me escribió. -habló María sin preámbulos, dándole la espalda al bar para que los chicos no vieran su rostro pálido.

A pesar de estar en una llamada telefónica, María podía imaginarse el rostro de Dominique en Argentina. Debía tener su boca levemente abierta en indignación, con sus cejas fruncidas y ojos abiertos de par en par mostrando su sorpresa.

SAFE AND SOUND | MATÍAS RECALTWhere stories live. Discover now