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CAPÍTULO 45


ESCENA 77

CECILIA NO PODÍA DEJAR DE LLORAR MIENTRAS SUS PADRES LA ABRAZABAN. Sentía cómo si estuviera en su sueño, finalmente viendo los rostros de ambos junto a sus tíos, quienes abrazaban a Fito y Eduardo.

Una tos sacudió su cuerpo, causada por todo el esfuerzo que le estaba dando a su cuerpo al abrazar con fuerza a sus padres y a Daniel. Su hermano, quien estaba a su lado, agarró su brazo con fuerza, ayudando a la chica a bajar del helicóptero.

— Respira, Ceci. -tranquilizó a su hermana mientras la madre de ambos acomodaba los mechones de cabello de la chica.

Cecilia asintió, limpiando las lágrimas que permanecían en sus mejillas antes de sonreírles a los tres. — Es que...estoy tan feliz. -respondió antes de volver a abrazarlos.

La felicidad irradiaba de todos los sobrevivientes al reunirse con sus familias. Padres, madres y hermanos mostraban todo el anhelo y la esperanza colectiva ante la vuelta de todos, pero luego de abrazar a su familia, los ojos de Cecilia recorrieron el prado en el que estaban, buscando a una persona en particular.

Distinguió a Roberto a lo lejos por usar su suéter azul, el que la chica le había tejido. No dudó en dirigirse hacia él, ignorando a los periodistas que estaban acercando sus micrófonos y cámaras hacia su rostro.

Al ver la figura de la chica acercarse, los ojos de Roberto se abrieron de par en par, inmediatamente corriendo hacia ella. — ¡Ceci!

El abrazo que Cecilia le dio a su prometido provocó que ambos cayeran al suelo ante las miles de cámaras que capturaban el reencuentro. Cecilia enterró su rostro en el hombro del chico, con un sollozo escapando de sus labios al verlo con vida. Su respiración era trabajosa, pero la felicidad que había dentro de ella la impulsó a sostener el rostro de Roberto entre sus manos, notando como sus ojos estaban llenos de lágrimas.

— Sabía que ibas a volver. -habló antes de llenar su rostro en besos, ignorando el dolor en sus labios.

Roberto sonrió, ajustando su agarre con firmeza sobre el cuerpo de la chica. Permitió que sus lágrimas cayeran por sus mejillas, enterrando su rostro sobre el cuello de Cecilia mientras ella seguía besando su cabeza.

El chico agarró su rostro con delicadeza, presionando su frente contra la de ella para poder volver a ver aquellos ojos claros que amaba. — Camine por vos, Ceci. -admitió, tragando saliva para calmar su corazón.- Te amo. Nos vamos a casar y tener hijitos.

Una risa escapó de los labios de Cecilia, mezclandose con sus lágrimas por su emoción. Depositó un beso gentil sobre los labios heridos de Roberto, teniendo cuidado de no ejercer demasiada presión. Sin embargo, Roberto agarró con fuerza la parte posterior de su cabeza, manteniéndola cerca de él para profundizar el beso.

Al levantarse para dirigirse a las ambulancias, el brazo de Roberto rodeó los hombros de Cecilia, manteniéndola cerca de él. Ninguno de los dos le prestaban atención a las cámaras que los rodeaban, y Cecilia frunció sus cejas levemente en confusión al ver cómo Roberto retiraba un objeto que tenía guardado entre su suéter azul y rojo.

Era un pequeño pedazo de queso y pan, el cual había protegido para darle a Cecilia en cuanto la viera. — Ceci, lo guarde para vos. -explicó, reposando su cabeza encima de la de la chica mientras esperaban para subir a la ambulancia.- Para que puedas comer.

Cecilia sonrió ante el acto lleno de amor del chico. — Gracias, Rober, pero no te preocupes. -le aseguró, acomodando los mechones de su cabello.- Ya nos dieron comida cuando llegaron.

SAFE AND SOUND | MATÍAS RECALTWhere stories live. Discover now