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CAPÍTULO 29


NO TARDÓ MUCHO EN QUE APARECIERAN LÁGRIMAS EN LOS OJOS DE MARÍA POR EL ARDOR EN SU PÓMULO. Logró escuchar el quejido de dolor de parte de Felipe, y mientras la chica instintivamente levantaba su mano hacia su mejilla derecha, observó cómo Felipe sostenía su frente, con una mueca en su rostro.

— La puta que te parió, Jaime. -insultó María, frunciendo sus cejas en dolor.

El chico había calculado mal su fuerza, causando que la frente de Felipe colisionara con la mejilla de María. La chica internamente agradeció que no hubiera golpeado su nariz, sabiendo los múltiples contratos de modelaje que podía llegar a perder si tenía que atravesar una cirugía estética.

Su enojo también lo compartía Felipe, quien se veía mareado por el golpe. — La concha de la lora. -exclamó.

Mientras Blas y Simón se acercaban a Blas para estabilizarlo, Francisco sostuvo el rostro de María entre sus manos, inspeccionando el golpe en su rostro. De reojo, la chica pudo observar cómo Matías guiaba a Jaime lejos del grupo, con una leve tensión en su mandíbula mientras le pasaba con fuerza un vaso de agua.

Santiago se acercó al grupo con una sonrisa, creyendo que estaban abrazados por la cercanía de cada uno. — ¡Feliz año nuevo! -exclamó, pasando sus brazos con copas de champagne por los hombros de María y Francisco.

María forzó una sonrisa en su rostro, tratando de ignorar el dolor intensificante en su pómulo. — Feliz año, chicos. -habló, tratando de cambiar el humor de todos.

Sin embargo, el rostro del chico mostró su preocupación al ver cómo una marca roja comenzaba a aparecer en la mejilla de María y en la frente de Felipe. — ¿Qué les pasó? -preguntó Santiago con confusión.

— El pelotudo de Jaime nos rompió la cabeza. -soltó Felipe, agarrando la lata de cerveza que Simón le pasaba para presionarla contra su frente y calmar la hinchazón.

María cerró sus ojos por un momento, respirando hondo para calmar sus lágrimas. — Decime que tengo bien la nariz. -le suplicó a Francisco con un puchero en su rostro.

A Francisco se le escapó una risa. — Tranquila que vas a poder seguir tu carrera de modelo. -le aseguró.

Felipe se acercó a ambos, todavía con un leve mareo en sus pasos. — ¿Estás bien? -preguntó, reposando su mano en la mejilla de la chica.

María asintió, con una pequeña sonrisa en su rostro. No podía evitar que la situación le resultara graciosa por la torpeza de Jaime. Mientras los chicos comenzaban a volver a la mesa para poder agarrar las copas de champagne y brindar, María se obligó a sí misma a dejar de pensar en el dolor en su rostro que comenzaba a disminuir.

Se colocó en puntitas de pie para poder rodear el cuello del chico con sus brazos. — Feliz año nuevo, Pipón. -habló, dejando un beso en su mejilla por la celebración.

Felipe le correspondió el abrazo de inmediato, rodeando su cintura con sus brazos para mantenerla cerca de él. — Feliz año, Meme. -respondió, usando aquel apodo que había escuchado varias veces de las amigas de la chica.

María rió, sintiendo cómo el chico la levantaba unos centímetros del piso sin dificultad alguna. Al terminar su abrazo, ambos comenzaron a acercarse hacia la mesa donde estaban los chicos, intercambiando saludos y abrazos en medio de su brindis. Cualquier pensamiento acerca de lo que había ocurrido con Jaime se evaporó de la mente de María hasta que Matías se acercó a ella, agarrando con firmeza su brazo.

— Vení, Mery. -habló, guiandola hacia el lado contrario de la mesa.- Sostene esto...con cuidado. -indicó, pasándole unos hielos envueltos en un repasador, ayudandola a sostenerlo a la altura de su pómulo.

SAFE AND SOUND | MATÍAS RECALTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora