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CAPÍTULO 21


ESCENA 43

CUANDO ROBERTO SE RECOMPUSO, AL INGRESAR AL FUSELAJE, CECILIA PARECÍA ESTAR MEJOR QUE ÉL. Su rostro continuaba pálido y estaba vistiendo su saco encima de su suéter, pero tenía una expresión resignada y su cuerpo dejó de temblar. En la próxima hora en la que Roberto llevo a cabo una examinación sobre el cuerpo de Cecilia para asegurarse de que no corriera riesgo alguno luego del aborto espontaneo, Cecilia casi ni reacciono. Se limitó a responder con pocas palabras las preguntas de Roberto, dejando que su mente se disociara de lo que estaba ocurriendo.

Al terminar, Cecilia ni siquiera parecía tener escalofríos, pero la fuerza con la que sostenía sus agujas para tejer y una lana en medio de su trabajo mostraba la mezcla de sentimientos y de dolor que estaba atravesando.

Daniel seguía con una mirada preocupada por su hermana, manteniendo una mano en su hombro por si llegaba a necesitar de su ayuda. — Ceci, tenes que descansar. -hablo, tratando de guiarla hacia el colchón provisorio.

Sin embargo, Cecilia negó con su cabeza de inmediato. No podía quedarse quieta, sin poder atreverse a volver a aquel lugar donde había atravesado un inmenso dolor que todavía causaba que su presión se sintiera baja y su cabeza continuara mareada.

— Le dije a Coco que iba a terminar su bufanda. -murmuró, todavía con una mirada distante al acercarse hacia la salida del fuselaje.

Daniel le dio una mirada de frustración a Roberto, tratando de que el chico lo ayudara a detener a Cecilia. Sabía que debía reconfortar a su prometida, pero no podía moverse de su lugar. Sus pies estaban fijos, y no sabia que hacer para ayudar a Cecilia, quien ignoraba a todo lo que la rodeaba. Solo tenia un único pensamiento en su mente, el cual era terminar de tejer la bufanda que le había prometido a Coco.

Al ver cómo Roberto no tenia intención alguna de acercarse a Cecilia, Daniel ajustó su agarre sobre el brazo de la chica. — Eso puede esperar. -insistió.- Vení, acostate.

Cecilia bruscamente retiró su brazo del agarre de Daniel, sosteniendo con firmeza las agujas y la lana contra su cuerpo. — No. -negó, tratando de que su mente se mantuviera en blanco para no pensar acerca de la pérdida de su bebe.- Se lo prometí.

La impaciencia de Daniel solo aumentó. Entendía lo mucho que el aborto espontáneo le había dolido a Cecilia, pero no lograrían salir adelante si la chica pretendía cómo si nada hubiera ocurrido. Sin embargo, al ver que Cecilia estaba decidida y no habría forma de hacerla cambiar de opinión, Fito se acercó a ella.

— Esta bien, Ceci. -acepto, agarrando su brazo con gentileza.- Vamos, te acompaño. Busquemos algún lugar para que puedas tejer.

Cecilia no protestó, todavía con una mirada perdida en sus ojos mientras Fito la guiaba fuera del fuselaje. Varios de los chicos seguían procesando las noticias de la radio, pero el resto que ya parecía haberlo aceptado siguieron con su mirada la figura pálida de Cecilia. Se imaginaban que el estrés y la angustia la habían afectado, y por la figura protectora de Fito al lado de la chica, era obvio que era mejor dejarla sola en aquel momento para que procesara todo.

Los movimientos de Cecilia eran mecánicos al tejer. La piedra en la que estaba sentada era incómoda, pero no podía sentir que excepto el frío y un sentimiento de vacío. Mantuvo sus ojos fijos en su tejido, ignorando las voces y pasos cerca de ella para que su mente se mantuviera en blanco. Si no pensaba en nada, no pensaría en que todo lo que había ocurrido era su culpa.

No noto cómo había terminado su bufanda hasta ver que se había quedado sin lana. Había tejido demasiado, con la bufanda quedando a una extensión que era excesiva incluso para Coco. Cuando comenzó a destejer una parte de la misma, sintió a Roberto tentativamente sentarse a su lado. Por unos segundos, ninguno de los dos habló, con Cecilia continuando con sus movimientos rutinarios sobre la lana y Roberto en silencio pensando acerca de qué decir.

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