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CAPÍTULO 15






ESCENA 32
EL VIENTO HELADO QUE ENTRABA AL FUSELAJE SE EXTENDÍA A TODAS LAS PARTES QUE QUEDABAN DEL AVIÓN. No importaba que los chicos hubieran colgado una manta desde la puerta de la cabina de los pilotos para darle privacidad a Cecilia y Liliana, el frío invadía el cuerpo de Cecilia al recostarse en un improvisado colchón hecho con los almohadones de los asientos del avión.

Tratando de que su cuerpo no temblara, levantó su suéter y remera hasta la altura de su ombligo. A su lado, Daniel se mantenía en la periferia del pequeño espacio mientras Roberto buscaba en el kit de primeros auxilios qué herramientas podía utilizar para examinar el embarazo de Cecilia.

Nadie había estado de acuerdo con las ideas acerca de la comida para sobrevivir, y la desesperación de Roberto se había volcado hacia el embarazo de Cecilia. Era un tema que preocupaba a todos los sobrevivientes, por lo que el chico había decidido utilizar todos los conocimientos médicos que tenía para poder realizar un examen médico y asegurarse de que todo siguiera bien.

A pesar de la discusión entre ambos, Roberto haría todo lo posible para asegurarse de que el embarazo de Cecilia no perjudicara su salud, por lo que ella aceptó a aquella examinación de manera dubitativa, con Daniel cerca de ella para ofrecerle apoyo.

Cecilia trató de calmar sus nervios, tomando una respiración profunda. Por los últimos días había sentido malestares pasajeros en su abdomen, pero sabía que la única evidencia de un aborto espontáneo con el grado de avance de su embarazo sería algún tipo de sangrado.

Daniel se acercó a ella, notando los nervios de la chica. — Ceci, tranquilízate. Roberto sabe lo que está haciendo. -le aseguró, dandole una mirada de reojo al mencionado que se acercaba con los pocos materiales que había encontrado.

Su hermana instintivamente agarró su mano. — Dani, ¿podes quedarte? -le preguntó, más cómo un súplica que un pedido.

Daniel asintió, sentándose al lado de Cecilia. — No te preocupes, Ceci. -continuó, ajustando su agarre sobre la mano de la chica.- Voy a estar acá al lado tuyo.

Roberto se agachó al otro lado de Cecilia, con sus manos tentativamente reposando sobre su abdomen. Con el paso de los días que habían atravesado varados, los tres eran capaces de calcular que Cecilia estaba acercándose a las seis semanas de embarazo, pero a pesar de la sonrisa forzada en el rostro de Daniel, no pudo evitar preocuparse por lo que veía. Se imaginaba que en aquella altura del embarazo debería comenzar a evidenciarse más, pero lo único que podía observar era un leve hinchazón en el estómago de Cecilia, casi imperceptible.

— Voy a asegurarme que los músculos de tu abdomen sigan firmes, ¿sí, Ceci? -preguntó Roberto, reposando sus manos sobre el estómago de la chica una vez que ella asintió.

Tomó un respiro tembloroso, tratando de calmar sus propios nervios mientras presionaba sus manos heladas contra la piel de Cecilia. Sus manos recorrieron su abdomen de forma gentil, pero parecía cómo si él también se hubiera dado cuenta de lo que implicaba que el estómago de Cecilia no mostrará fuertes indicios de la salud de su bebe.

Las cejas de Roberto se fruncieron en concentración mientras presionaba contra el abdomen de Cecilia con más fuerza. El rostro de Daniel mostró preocupación al observar cómo los movimientos de Roberto se volvían más bruscos, presionando con sus manos el abdomen de Cecilia con una fuerza que provocó que la chica respirara profundamente, cerrando sus ojos para tratar de ignorar el dolor.

— Con cuidado, Roberto. -advirtió Daniel, dejando que Cecilia agarrara con más fuerza su mano para tratar de soportar el dolor.

Roberto detuvo sus movimientos, mirando de reojo el rostro pálido de Cecilia. Ella confiaba en los conocimientos de su prometido, pero no podían negar que las condiciones eran menos que ideales, y que por mucho que el resto pretendía que Roberto era lo más cercano que tenían a un médico, no lo era.

SAFE AND SOUND | MATÍAS RECALTWhere stories live. Discover now