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CAPÍTULO 22


LA SONRISA ARROGANTE DE BAUTISTA PROVOCÓ QUE MILLONES DE MEMORIAS REFLOTARAN EN MARÍA. Había tratado desesperadamente por años de olvidarlas, pero no pudo evitar pensar acerca de las noches que pasaban en el boliche Penthouse, las discusiones entre ambos y cenas en restaurantes que costaban el triple de una comida en Rosario cerca del hogar de María.

— Mari. -habló Bautista, manteniendo la sonrisa en su rostro.- Me encontraste.

Todo sentimiento de miedo de parte de la chica desapareció para dejar lugar a su enojo. No podía creer cómo Bautista continuaba con sus tácticas de manipulación sobre ella, apareciendo de repente con sus mensajes enigmáticos y luego apareciendo en el mismo bar en el que estaba ella. Podría haberlo visto en sus historias de Instagram, pero aparecer en España y causar tanto revuelo con aquella canción hizo que María se frustrara por su presencia.

Cruzó sus brazos para tapar su cuerpo y sentirse protegida de su mirada directa sobre ella. — ¿Qué haces acá? -preguntó con acusación.

Bautista tomó otra calada de su cigarrillo, soltando el humo directo en el rostro de la chica, provocando que frunciera la nariz en disgusto. — España es lo más. Me pareció venir a pasear unos días. -respondió con sencillez, recorriendo el cuerpo de María con su mirada.- Pero tengo que decir, no se compara nada a la vista que tengo ahora.

Su mano llena de anillos se estiró para agarrar uno de los mechones despeinados de María. Al notar sus movimientos, María tomó un paso hacia atrás de inmediato, cruzando sus brazos aún más.

— No me toques. -espetó con desprecio.

Sus palabras parecían divertir a Bautista, quien levantó sus manos en falsa inocencia. — ¿Qué pasa, Mari? ¿No me extrañaste? -preguntó con sarcasmo.

Al verlo apagar su cigarrillo, los nervios de María disminuyeron levemente. Las preguntas de Bautista la confundieron, considerando que él había sido quien había cortado todo contacto con ella luego de conseguir que sus jefes la despidieran.

Le dio un poco de seguridad que no le hubiera preguntado nada relacionado con Matías. Era obvio que no los había visto juntos en el bar, debido a que María estaba segura de que al primer indicio de la chica con otro chico, Bautista la hubiera estampado contra la pared.

— No nos vemos hace años y venis y haces esto. -recriminó, dejando que su voz se elevara para mostrar sacar todo el enojo dentro de ella que había acumulado.- ¿Qué te pasa por la cabeza?

La sonrisa llena de tranquilidad desapareció del rostro de Bautista, mostrando su expresión usual llena de seriedad. Sus ojos mostraban su propia frustración creciente, y con enojo, agarró la muñeca de María con firmeza antes de que pudiera reaccionar.

El jadeo de dolor de la chica solo provocó que él ajustara su agarre con más fuerza. — No me hables así, pendeja de mierda. -insultó, bajando su voz.- ¿No ves que te estoy hablando bien?

María lo empujó, utilizando toda su fuerza posible para poder salir de su agarre. La situación le parecía demasiado familiar, pero ya no era más una adolescente con un miedo irracional a que las acciones de Bautista escalaran.

— Soltame. -habló con dureza, sin permitir que el hombre la intimidara.

Luego de unos segundos, la actitud de Bautista parecía volver a su típica personalidad arrogante, soltando a María con una sonrisa de satisfacción al ver el miedo en sus ojos. Había logrado su objetivo de volver a instaurar aquel temor en la chica que caracterizaba sus acciones.

— Seguís igual de caprichosa. -comentó con normalidad, mirando fijamente la marca roja en el brazo de María que ella trataba de tapar.- No te olvides de que aunque pretendas ser actriz, seguís siendo modelo, y yo conozco a todos los jefes de las agencias.

SAFE AND SOUND | MATÍAS RECALTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora