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PARTE DOS

CAPÍTULO TRES


EL PESO DE LAS SÁBANAS DE FELIPE REEMPLAZARON EL BRAZO QUE TENÍA ALREDEDOR DE LA CINTURA DE MARÍA. Tenía una entrevista con un portal de España que se haría a través de Instagram a primera hora, pero no quería despertar a la chica mientras se preparaba.

Con gentileza, acomodó las sábanas hasta el mentón de María, quien inconscientemente agarró con más fuerza su mano. Una sonrisa no tardó en aparecer en el rostro de Felipe, quien plantó un beso sobre su mejilla, sintiendo una calidez esparcirse en su cuerpo al ver cómo María sonreía antes de acurrucarse contra la almohada que él había usado anteriormente.

Desde que habían vuelto a Argentina, Felipe y María habían estado prácticamente pegados. Las conversaciones entre ambos seguían siendo las típicas que tenían en España, pero no tardaba mucho en que terminaran besándose, dirigiéndose hacia la superficie más cercana que tuvieran.

Sin embargo, los sentimientos que María tenía por Matías comenzaron a aparecer lentamente luego de verlo en el asado en la casa de Esteban. Sus interacciones eran mínimas, pero no podía negar que con unas pocas miradas y palabras intercambiadas, Matías la hacía sentir una pasión dentro de ella que no sentía con Felipe a pesar de estar todo el tiempo con él.

De todos modos, al despertarse en la cama de Felipe, se recordó que lo que tenía con el chico era distinto. Incluso quedarse a dormir en su departamento no era lo mismo que las semanas en las que había convivido con Matías en España. Solo estaba quedándose a dormir con Felipe porque tenía una producción de modelaje en San Isidro, y como las fotos y reuniones solían ser a primera hora, el chico la había invitado a quedarse.

— Tu novia es una divina, Kuku. -habló María, sosteniendo su celular entre su hombro y su oreja mientras salía de la habitación de Felipe.

Podía oír la voz del chico en el living, donde lo vio sentado en el sillón, con su celular apoyado en la mesa ratona para poder conversar y responder las preguntas de los dos españoles. Al escuchar los pasos de María, la observó de reojo, dándole una sonrisa mientras la chica levantaba su mano para saludarlo. Sin embargo, volvió a darle otra mirada al notar que únicamente en ropa interior, específicamente, el conjunto blanco de Calvin Klein que Felipe había retirado de su cuerpo con sus dientes la noche interior.

La cámara no apuntaba a ella, por lo que María tranquilamente caminó hacia la cocina abierta, donde Felipe le había dejado una taza de café con leche y unas tostadas con manteca y mermelada. Con una sonrisa, agarró una de las tostadas, apoyándose contra la mesada para poder seguir conversando con Esteban.

El chico rió ante las palabras de María. — Me alegro que digas eso. A ella también le caiste re bien. -confesó.- Te manda saludos y se siente culpable que vomitaras.

María frunció su nariz ante el recuerdo de como había vomitado la noche anterior. — No fue por sus berenjenas, tranqui. -le aseguró, no queriendo que la mujer se sintiera culpable.- Fran comió lo mismo y se sentía bien.

— Que suerte que estabas con Pipe después por si empeoraras. -respondió Esteban con un leve tono de sarcasmo.

La chica rodó sus ojos aun si no podía verla, entendiendo perfectamente lo que quería decir. — ¿Qué es esa ironía que escucho? -preguntó sin rodeos.

Al terminar una de las tostadas, caminó hacia el lavarropas, donde Felipe había dejado un canasto de ropa sucia y otra con prendas limpias. Distinguió que el canasta de ropa limpia contenía más de las cosas de la chica, mostrando que le había dado prioridad a las cosas de María.

SAFE AND SOUND | MATÍAS RECALTWhere stories live. Discover now