Capítulo 14

1 1 0
                                    

-sí, era crucial para mí salir de esa situación, pero Jesús no estaba muy convencido. Luego descubrí que creía en el mundo paranormal, ya que desde pequeño pasaba por situaciones relacionadas con el más allá. Me di cuenta de que hay personas que creen en fantasmas y almas que se quedan en este mundo, pero lo cierto es que solo necesitan ayuda para descansar en paz y llegar al reino de los cielos. Cada palabra creaba un ambiente oscuro y helado, algo nada agradable para Liliams.

- ¿Y usted cree en eso? -El temor de Liliams era evidente. Me refiero a todos los fenómenos paranormales.

- Aprendí a creer en todo lo relacionado con el mundo paranormal, Liliams -la señora María la observó atentamente. En un pueblo, suceden cosas que ni te imaginas.

Liliams cerró sus ojos para tomar un sorbo de café. No entendía por qué había hecho esa pregunta, ya que lo último que deseaba saber era que su mejor amiga creía en todos esos disparates de almas en pena y del mundo paranormal. Pero algo la estaba obligando a cambiar de parecer, y era que desde algunos días atrás, se había estado sintiendo extraña, como si a su alrededor se encontraran personas a las que no podía ver.

- ¿Te sucede algo, querida? -preguntó la anciana al darse cuenta de su expresión.

- No. No sucede nada, no te preocupes.

- ¿Estás segura? -La señora María dejó su taza de café a un lado. Sabes que puedes contarme todo lo que sientas o te suceda.

- Lo sé -Liliams guardó silencio por unos segundos, debatiendo consigo misma para tomar una decisión, pero al final dejó escapar un fuerte suspiro. Bueno... la verdad es... que...

- ¡Vamos querida, no tengas miedo! -la animó su amiga desde el otro lado de la mesita.

- Nada de esto es normal para mí y eso me tiene incómoda. A donde quiera que voy, siento que me persiguen, que me observan sin parar, como si nunca estuviera sola e incluso percibo un terrorífico escalofrío que me paraliza por completo y lo peor de todo es que Spaik lo siente también.

La señora María la observó en silencio. Sus ojos la escudriñaban como si estuvieran examinando su interior pero no se arriesgaba a decir algo que la pudiera afectar gravemente.

- Se supone que los animales ven o perciben cosas que nosotros no podemos -continuó Liliams- y a decir verdad, ver la actitud de Spaik ante todo esto me hace pensar que no estoy equivocada. Que no estamos solos.

- ¿Y se lo has mencionado a Antony?

- ¡Sí!

- ¿Alguien más lo ha sentido? -preguntó la señora María con interés.

- Ignacio, creo. Se ha estado comportando extraño -respondió ella al recordar- últimamente no le gusta estar solo en la casa o en los alrededores. A donde quiera que vaya su hermano, él lo sigue con nerviosismo. Al principio me parecía algo raro porque ellos nunca han sido tan unidos, pero al observarlo mejor, me di cuenta de que no deja de mirar a su alrededor con temor. Y hoy hablé con Antony; me dijo que al estar en la biblioteca sintió algo que lo aterró demasiado.

- Sé perfectamente de lo que estás hablando y conozco esa sensación que has estado sintiendo. No eres la primera y mucho menos serás la última. Pero si estas cosas siguen pasando debemos hacer algo. No lo podemos dejar así.

- Está bien.

Tierra SantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora