Capítulo 21

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-¡Oh, Dios mío! – exclamó con terror, tratando de no pisar en falso.
- ¿Papá, ¿qué sucede? – preguntó su hijo con preocupación.
- ¡Escúchame bien! – habló con rapidez- ¡No salgan de la habitación, permanezcan en ella y no miren por la puerta!
- ¡Papá, me estás asustando aún más!
- ¡Solo haz lo que te digo! – gritó él y cortó la llamada.

Los ventanales y los pasamanos vibraban ferozmente mientras las luces parpadeaban sobre su cabeza. Su cuerpo se estremeció por el terrorífico ambiente que lo rodeaba, pero siguió adelante. Al llegar al piso inferior, resbaló en un charco de agua sucia que caía del techo, golpeándose fuertemente el hombro. Se levantó y corrió hacia su auto como una flecha.

- ¡Señor, ¿qué es todo esto?! – se preguntó mientras abría la puerta del auto con manos temblorosas. Subió y justo cuando estaba por encenderlo, sonó su celular.
- ¡Maldición! – gritó- ¡Sebastián, ¿se encuentran bien?!

- ¿Antony, ¿estás bien? – la voz de su esposa lo tranquilizó un poco.

- ¡Cariño! – exclamó con alivio- ¿Dónde estás?

- Estoy cerca de la casa. ¿Te encuentras bien? – cuestionó ella con preocupación- ¡Te escuchas alterado!

- Algo muy extraño está pasando – respondió mientras ponía el vehículo en marcha.

- ¿Es con respecto a la casa?

- Sí. En este momento voy hacia allá. Sebastián me acaba de llamar, algo muy raro le está sucediendo a Ignacio.

- Yo estoy llegando, cariño. Conduce con cuidado – la voz de Liliams estaba sobrecargada de horror y preocupación-. Nos vemos aquí.

- ¡Te amo! – con estas últimas palabras Antony cortó la llamada y lanzó su celular al asiento contiguo.

Condujo a gran velocidad hasta su casa, pensando en sus hijos y pidiendo que estuvieran a salvo. Se lamentó por no haber creído en las palabras de su esposa desde un principio. Ella se había sentido incómoda en ese lugar desde el principio, pero no entendía por qué les estaban pasando esas cosas. ¿Por qué toda su familia sentía esas presencias irreales si no habían hecho nada relacionado con lo paranormal desde su llegada? Fijó la mirada al frente cuando una espesa neblina comenzó a ocultarlo todo a su alrededor y al mirar por el retrovisor, vio el rostro putrefacto de un hombre que le devolvía la mirada. Pisó el freno desesperadamente al mismo tiempo que dejaba escapar un grito.

- ¡Ya basta, ya basta! – gritó mientras ocultaba su rostro con el volante - ¡Maldición, ya basta!

Respiró profundamente, tragó saliva y levantó la mirada para descubrir que toda la zona estaba en perfectas condiciones. Encendió el auto y continuó su camino.

- ¿Y los chicos? – preguntó Antony con preocupación al entrar en casa y ver a Liliams sentada en la sala.

- Están en sus habitaciones descansando – respondió ella sin mirarlo-. Ignacio me contó lo sucedido; estaba aterrado y Sebastián no sabía cómo actuar ante su actitud.

- Me lo imagino – susurró él al sentarse en uno de los muebles.

- Te lo dije desde un principio, Antony. Y no me creíste - lo fulminó con la mirada-. Dijiste que estaba paranoica pero ahora ves que no soy la única que siente cosas. Apuesto a que tú también has estado percibiendo algo.

- En realidad… desde hace días me han pasado cosas que ni te imaginas - habló Antony con suavidad-. He visto cosas que ni siquiera son de este mundo. No sé qué está pasando.

- ¿Por qué no me lo dijiste? – le preguntó Liliams asombrada.

- No quería preocuparte, cariño. No he sabido cómo actuar ante todo esto - lágrimas débiles caían por sus mejillas-. ¡Estoy aterrado!

- Tenemos que hacer algo. Pero debemos actuar ya – dijo Liliams acercándose para abrazarlo-. Esto no puede seguir así.

Tierra SantaWhere stories live. Discover now