Capítulo 55

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Aquel grito cargado de horror resonó en todo el territorio, generando terroríficos ecos que reverberaron contra las paredes de la casa, alarmando a Sebastián. El chico corrió hacia la ventana para observar el bosque. Su respiración se cortó de inmediato al percatarse de que algo le estaba sucediendo a su padre. La preocupación lo invadió y no descansaría hasta asegurarse de que su padre estaba bien. Aunque su instinto le decía que lo mejor era salir corriendo a buscarlo, su padre le había ordenado permanecer en esa habitación hasta su regreso, advirtiéndole que bajo ninguna circunstancia debía abandonarla.

Sebastián apoyó su frente contra el cristal, como si eso le permitiera ver con mayor claridad lo que ocurría en el bosque. Sentía que era inútil quedarse allí sin hacer nada. '¡Vamos, papá, sal de ahí!', pensó con inquietud. Observó cómo un grupo de personas se adentraba entre los árboles, inicialmente sintió alivio al pensar que venían en su ayuda, pero luego recordó los cuerpos sin vida y su felicidad se convirtió en temor.

Al ver una figura acercarse a la ventana, Sebastián se apartó y retrocedió hasta chocar contra la puerta, desesperado, ansioso y terriblemente asustado. En medio de sus dudas, escuchó otro grito. '¡Papá!', exclamó mientras se giraba para abrir la puerta.

Salió, pero se detuvo al vacilar sobre sus acciones. 'Sebastián, estás realmente asustado', pensó. '¿Y qué si lo estoy? Sí, estoy completamente asustado. ¿Pero qué debo hacer? ¿Quedarme en casa? ¿Esperar a que mi padre muera? ¿Esperar a ser capturado? ¿Adentrarme en el bosque? Sí, esta última parece ser la mejor opción'.

Decidido, comenzó a moverse: caminó por la sala, trotó por el vestíbulo, corrió por la cocina y salió de la casa. Atravesó el jardín a toda velocidad mientras observaba los límites del bosque. '¡Estás loco, completamente loco!', se dijo a sí mismo.

Una vez dentro del bosque, redujo la velocidad al notar que la niebla lo envolvía todo. El viento soplaba fuertemente en sus oídos y su respiración se agitaba. Apenas percibió las sombras moviéndose entre los árboles acercándose hacia él.

A pesar del desagradable olor y los sonidos perturbadores a su alrededor, Sebastián siguió adelante sin detenerse. Corrió y corrió hasta que finalmente tropezó y cayó pesadamente sobre la hierba. 'Perdón papá', murmuró entre sollozos débiles.

De repente, escuchó fuertes pasos a su alrededor. Lo rodeaban. Lo acechaban. Al girarse sobre la hierba, contempló con horror las figuras diabólicas que le dedicaban una macabra sonrisa. Gritó con todas sus fuerzas hasta desvanecerse entre la niebla y convertirse en ecos débiles que se desvanecieron en el olvido, tanto para su familia como para el resto de los habitantes que días después descubrirían la desaparición de la familia Santiago.

Tierra SantaWhere stories live. Discover now