Capitulo 31

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Jesús sacó dos cervezas del congelador para servirlas en dos vasos que había colocado sobre la mesa de la cocina.

"Esa tarde era fría y desolada, y por la carretera no pasaba ningún auto que diera señal de vida en la zona", dijo el anciano mientras se sentaba.

Antony había pasado gran parte del día con su familia y, a mitad de la tarde, decidió visitar a su mejor amigo para mantener una tranquila conversación alejada de los gritos de sus hijos. Esperaba que el anciano le contara más acerca de los territorios, ya que en ese momento sus ideas eran más claras y su mente más abierta. No sentía la necesidad de regresar temprano a aquellos tétricos y desolados terrenos en los que vivía.

María los acompañó por un largo rato mientras tejía un hermoso suéter azul, que era un obsequio para una de sus compañeras de la iglesia que cumpliría años en menos de dos semanas. Sus manos se movían rápidamente mientras las agujas realizaban nudos complicados que a su parecer nunca aprendería a hacer, aunque quisiera. La mujer parecía más tranquila a pesar del poco tiempo que llevaba sin la presencia de su madre en casa, algo que Antony agradeció al ver cómo lo estaba asimilando.

A las ocho en punto, la anciana se despidió para subir a su habitación y descansar un poco. Jesús miró el vaso de cerveza, que seguía intacto.

"¿Y bien?" preguntó Antony para animar a su amigo.

El hombre lo observó confundido.

"¡Oh, sí!" exclamó al recordar lo que iba a contarle. "Jorge, un viejo amigo, estaba intrigado por lo que ocurría en los alrededores de esa casa, así que vino con uno de sus primos, quien según las historias que Jorge contaba era todo un mujeriego."

Antony rió y dio un sorbo a su cerveza.

"Aún recuerdo aquel sillón en el que estaba sentado. Era cómodo y me daba la tranquilidad que necesitaba al llegar del trabajo en los potreros de la finca de mi padre. Los dos hombres vinieron de visita a mi casa, pero yo sabía cuál era su intención. Se reflejaba en sus ojos."

"¿Querían adentrarse en el bosque?" preguntó el anciano asintiendo.

"Todos decían que algo extraño ocurría en esos terrenos, pero nadie se atrevía a entrar, especialmente en la casa. Supongo que las historias y traumas de la familia que vivió allí los aterraban por completo. Sin embargo, yo, al igual que algunos del pueblo, pensaba que eran solo cuentos para mantener alejados a los curiosos."

Jesús sonrió levemente mientras movía la cabeza.

"Jorge y su primo me convencieron después de unas cuantas cervezas para ir con ellos al bosque e intentar acercarnos a la casa para descubrir qué ocultaba la familia. Adentrarse en el bosque estaba bien, pero violar la privacidad de esas personas no era correcto. Con el tiempo, el miedo se apoderó de mí al recordar todas esas historias y no saber cómo alejarlas."

Jesús guardó silencio mientras daba un sorbo a su cerveza.

"Algunas historias cuentan que la primera familia que habitó esa casa corrompió las tierras usando brujería para dañar a los habitantes, empleando las almas de aquellos fallecidos en tragedias. No me sorprendería si fuera cierto, ya que últimamente la brujería ha tomado posesión de esas tierras. Creo que hay algo más siniestro detrás de todo esto; algo ha poseído esas tierras y las almas para causar el peor daño posible. Con el tiempo, toda la familia fue brutalmente asesinada, encontrando sus cuerpos dispersos dentro de la casa. Actos realmente demoníacos.

- ¿Algún demonio liberado?

- Sin duda. Si María me escuchara hablar de estas cosas, ya estaría bendiciendo toda la casa para brindarnos la protección de Dios – Jesús se encogió de hombros. La segunda familia que compró la casa sufrió una pérdida terrible, la pequeña Michelle. Solo era una niña. Un golpe fuerte para la familia.
- ¿Crees que su muerte tuvo algo que ver con esas almas? – preguntó Antony con temor.

- Podría ser. No lo sé, pero personalmente, pienso que algo tuvo que ver ya que una vez que mis compañeros y yo nos internamos en el bosque… pudimos ver ciertos altares de brujería en gran parte de la zona. Lo cual confirmó nuestras sospechas. Y como cristianos católicos que somos, nuestra fe hacia Dios es infinita y nos hace creer en la maldad que puede desatar el diablo sobre la tierra.

- ¿Y qué sucedió con esos altares?

- María y un grupo eclesiástico los destruyeron mientras bendecían todo el lugar para liberarlo de todo mal que lo poseyera. Pero en mi opinión, esas tierras necesitan algo más que solo ser bendecidas cada año.

- ¡La procesión del pueblo! – susurró Antony.

Ambos guardaron silencio por unos segundos.

- Ese día en el bosque... no solo vimos los altares. Mientras más nos internábamos, más nos sentíamos vigilados. Como si nos observaran desde detrás de los árboles. Les dije a mis compañeros que no era una buena idea, pero ellos se negaron a regresar. Estaban dispuestos a continuar con lo planeado y no les importaba lo extraño que se sentía el bosque o el cambio de clima.

Antony lo observó fijamente con inquietud.

- De pronto, algo atrapó al primo de Jorge, arrastrándolo por todo el bosque. Ninguno de nosotros sabía qué estaba sucediendo, pero debíamos seguirlo para ayudarlo y salir de ese infierno. Entonces, un montón de cuerpos totalmente deshechos comenzaron a aparecer en todas direcciones, acechándonos como si fuéramos un pedazo de carne. Animales inofensivos esperando ser cazados y vendidos en todos los establecimientos del pueblo.
Antony abrió sus ojos con asombro.

- Al ver todos esos cuerpos acercándose a nosotros, buscamos una vía de escape... y la encontramos. Corrimos a toda velocidad por un camino que atravesaba el bosque y nos llevó a los límites de la casa. No solo nos perseguían esas personas en proceso de descomposición sino también su aroma, un olor a barro, humedad y carne putrefacta. Jorge y yo escapamos de todos esos entes sin recibir daño alguno, pero su primo... pensé que había logrado escapar ya que perdimos su rastro y la verdad es que solo desapareció, nunca lo encontraron.

- ¿Cómo que desapareció?

- Fue arrastrado a las profundidades del bosque. Una comisión de rescate se unió a la búsqueda pero nunca encontraron su rastro y con el tiempo dejaron de buscar. Nunca encontraron señales de vida ni su cuerpo. Fue la segunda persona que murió en esos territorios.

- ¡Eso... eso es terrible!
- Sí. No hay un día en el que no me culpe por su pérdida. Creo que tuvimos la oportunidad de ayudarlo y solo corrimos por nuestras vidas.

- No es así. Ustedes no sabían que eso ocurriría. Además, descubrieron algo importante y confirmaron los rumores que se habían generado en el pueblo.

- La verdad es... que no estoy seguro de lo que sucedió. Estaba bajo el pánico y la presión de todas esas historias y puede ser que mi mente me haya jugado una mala pasada. No lo sé. Todo pasó tan rápido – admitió el hombre mientras buscaba un par de cervezas - pero hoy en día, al ver todo lo que ha estado sucediendo, me doy cuenta de la verdad.
Antony dudó un poco ante esas palabras ya que la historia le había aclarado ciertas cosas. Miró el reloj, el cual marcaba las diez de la noche y sin importarle continuó bebiendo su cerveza.

Tierra SantaWhere stories live. Discover now