Capitulo 36

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-Otras personas, veían con horror cómo las almas de los ahogados se les cruzaban en su camino para abordarlas y no dejarlas tranquilas.

Incluso se habló de un hombre que trabajaba para la línea de Tovar, quien en su recorrido permitió que un numeroso grupo de personas se montaran en la unidad, y al llegar a cierto punto le pidieron la parada y, al encender las luces, se dio cuenta de que el autobús estaba vacío y los asientos totalmente mojados. No se sabe a ciencia cierta si lo de este hombre es cierto, pero causó mucho revuelo en el pueblo.

Antony miró disimuladamente alrededor mientras su cuerpo se estremecía ligeramente. Meses después, la familia de Marcus compró la casa. Realizaron ciertas remodelaciones: la pintaron, arreglaron las cercas, plantaron flores en los jardines, construyeron un porche mejor y más elegante, limpiaron las ventanas y cambiaron algunos de los vidrios rotos. Al final, la casa quedó como nueva. Una verdadera belleza. Para envidiar, en realidad -el anciano dejó escapar una débil sonrisa- se hicieron amigos de María y otras familias de la zona.

Todo marchaba bien; incluso llegamos a pensar que con su llegada se habían solucionado las cosas y habían traído calma al pueblo, pero... nos equivocamos. Con el tiempo se quedaron solos. Sus amigos les dieron la espalda por el miedo que se infundió por nuestras calles. El anciano soltó un profundo suspiro. Antony solo permanecía sentado, sin decir palabra alguna y escuchando con atención. Temeroso de la verdad a la que estaba por enfrentarse más adelante.

Marcus y su familia empezaron a sentirse extraños, como si los estuvieran vigilando. A donde quiera que fueran sentían una extraña presencia que los perseguía y no los dejaba en paz. Luego sus hijas y esposa comenzaron a ver una serie de personas que rodeaban la casa e incluso caminaban en el interior de ella. Al principio solo las veían, pero luego fueron atacados de distintas formas. El sacerdote fue invitado para bendecir la casa, lo cual enfureció aún más a esos entes.

Ante esta situación, buscaron ayuda por otros medios; medios que la iglesia no aprobaría pero... estaban desesperados, aterrados con lo que les pudiera llegar a pasar. Solo era cuestión de tiempo para que las cosas empeoraran y así fue. Ya no tuvieron otra salida más que abandonar la casa para siempre.

Antony lo miró sin entender. Me dijiste que una niña había muerto en esa casa -murmuró Antony. El hombre asintió con suavidad.

Meses antes de abandonar la casa, Michelle, su segunda hija, cayó enferma. La fiebre se apoderó de la niña y por más que trataran de bajar el síntoma no podían. Luego se sumaron a la lista otros síntomas que la descompensaron y debilitaron por completo y... por más estudios que le realizaran nunca encontraron respuestas ni mucho menos una solución -Antony tragó con dificultad- los estudios arrojaban que su organismo se encontraba en perfectas condiciones cuando a simple vista se podía ver el estado en el que se encontraba… Jesús se detuvo.

¡Por favor, continúa! -le pidió Antony.- ¿Estás seguro? -¡Completamente! Su amigo respiró profundamente. ¿Y a dónde se dirigían las almas una vez que dejaban esta vida? Pero, si eso era cierto, ¿por qué las almas de aquellas personas que murieron en la tragedia continúan en este mundo? ¿Por qué atormentan a las personas de esa manera?

Ahora sus creencias estaban fracturadas. Movió fuertemente su cabeza. -Yo creo que hay algo más allá. Un lugar donde las almas pueden descansar en paz. Donde pueden vivir en armonía una vez que sus pecados son perdonados. Un lugar hermoso donde las familias son felices. Y lo que se encuentra en los territorios de mi casa son solo demonios que tratan de profanar la fe de las personas, guiándolas a hacer el mal –pensó Antony.

-Yo creo que hay algo más allá. Un lugar donde las almas pueden descansar en paz. Donde pueden vivir en armonía una vez que sus pecados son perdonados.

Un lugar hermoso donde las familias son felices. Y lo que se encuentra en los territorios de mi casa son solo demonios que tratan de profanar la fe de las personas, guiándolas a hacer el mal –pensó Antony.

-Era solo una niña! –escuchó a su amigo. Antony volteó a verlo.

-Tenía toda una vida por delante y no es justo que se la arrebataran de esa manera ¡No es justo!

-¿Se la arrebataron? –cuestionó Antony sin comprender.

-Sí.

-¿A qué te refieres con eso, Jesús?

-A que… la pequeña Michelle fue tocada por el mismísimo demonio para llevársela y alejarla de sus padres ¿Cómo explicas que en sus estudios todo saliera de maravilla?

Antony pensó en su hijo.

-No lo sé. Es algo extraño y difícil de creer –respondió él.

-¡Exacto! –exclamó el anciano- lo mismo le está sucediendo al pobre Ignacio. Y no quiero pensar las cosas que le esperan. O en su destino.

-¿Estás diciendo que…?

-Lamentablemente… Sí.

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